Se marchitó el amor
Luego de mucho tiempo, intentando encontrar una razón para continuar con una farsa que consumía su vida, decidió terminar con todo, se lo diría esa misma tarde, no tenía por que seguir prolongando éste sin sentido.
Él puntual llegó y se sentó.
- ¿Qué tal tu día? preguntó ella.
- Mejor que otros y ¿tú?
- Bien ... tenemos que hablar.
- Dime.
- Se que no existe una forma suave de decir esto, pero debo decirlo de todas formas ...esto se ha terminado, me voy.
- ¿Pero que dices?
- Lo que te digo, me voy, no puedo seguir así, es superior a mis fuerzas y antes de comenzarte hacer más daño me voy.
- ¿Hay alguien más?
- No, simplemente que esto se acabó.
- Mira, quise esperarte para decírtelo a la cara, me marcho, regresaré por la tarde cuando no estés, recogeré mis cosas y dejaré las llaves en el buzón.
- Sin más, sin explicaciones.
- Ahora no es el momento, cuando hayas digerido la noticia hablaremos.
-¡ Que fácil no!
- No, te equivocas, no es fácil, pero lo he intentado y mi vida se consume en el proceso y no quiero eso para mí.
- ¿Te consumo?
- Pues si, con tu actitud, por todo, es algo que no acaba y se prolonga en el tiempo y me ahoga.
- No lo sabía.
- O no te quieres enterar, por que las pocas cosas que dije para que cambiaras, siguen igual. Entonces que objetivo tiene estar recriminando cosas si al final nada cambia.
- Y ¿tú? no tendrías que cambiar también.
- Si supieras, yo lo hice, dejé atrás muchas cosas para disfrutar contigo una vida llena de dicha, era como mi cuento de hadas y ¿Qué conseguí? ... amargarme, olvidar mi vida. ¡No puedo ni quiero seguir así!
- Jamás me quisiste.
- Si quieres creer eso, adelante.
- Eso me demuestras.
- Piensa lo que quieras, me voy y no hay vuelta atrás. ¡Por favor! hagamos esto los más fácil posible, yo vendré en la tarde por las cosas.
Se dirigió hacia la puerta, su cuerpo temblaba, se detuvo un segundo, como dudando.
El silencio inundó la estancia, solo fue roto por el sonido de la puerta al cerrarse.
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