Llama de pasión
Pasión que ata nuestras manos con lazos de fuego, que consumen nuestras almas una y otra vez hasta la saciedad.
El silencio, el mejor cómplice que guarda los encuentros furtivos, para no desatar las envidias de miradas censurables.
Quitarnos los complejos con besos que nos liberan, dejando en el suelo lo que nos impide respirar del aroma que brota de los poros.
Perdernos en el horizonte de las caricias, que titubeantes se deslizan por las montañas que se cruzan en su destino.
Explorar los sentidos con sabores que deleiten paladares, entregados a saciar cada gota de lujuria envuelta en seda.
Devorar sin demora, secretos que se abren como flor naciente, haciendo de ese instante un pacto más de deseo.
Arrastrar cadenas que nos unan por siempre en una habitación, convirtiéndola en nuestro búnker de amor.
Avivar la llama que consume nuestros cuerpos hambrientos de capítulos que hablen de pasión y deseo sin control.
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