Ella recorre las calles
enfundada en su sombrero
casi ocultando su rostro,
pero con la felicidad a manos llenas.
Se mezcla en el bullicio
de todos los que le rodean,
pero en ella esa paz
se convierte en su sosiego.
Luces de colores
aire fresco que mece sus cabellos
crean muy dentro de ella
una dulce melancolía que la hace feliz.
Entra con una sonrisa
ella ilumina la estancia
y ahí está el motivo
de su dicha y felicidad.
Quiso arrancarse el corazón
dejar de sentir todo
ese dolor, ese amor
que le quemaba por dentro.
Quiso huir de la realidad
esa que odiaba con toda su alma
necesitaba un escape
volver a estar segura y feliz.
Quiso olvidar su existencia
crear una nueva
dejar atrás el antes
y resurgir en el después.
Quiso todo,
hasta que la luz apareció
en la soledad de sus días
dándole una razón para ser feliz.
Días lentos
corazón acelerado
suspiros escapan
besos llegan.
Serenidad se pierde
la lujuría aparece
cuando piel solitaria
es colmada de caricias.
La distancia
es la misma de labios
que ansiosos
se preparan a vibrar.
Desaparece el vacío
de una habitación
que múltiples historia
de pasión podría relatar.
Y si digo ¡te quiero!
es porque mi corazón
está latiendo
con ese sentimiento dentro.
Y si digo ¡te extraño!
es porque en mi piel
tus caricias
comienzan a desaparecer.
Y si digo ¡bésame!
es por que mis labios
ansían ese sabor
que sabe a pasión.
Y si digo ¡te amo!
es real
no he aprendido a amar
a medias.
Corazón libre
que amas sin barreras
entregándote
en cuerpo y alma.
Buscas ese sitio
donde la tristeza
se encuentra
para intentar alejarla.
Nunca pides
siempre das
lo que guardas
aún lo que no tienes.
Eso te llena
te hace feliz
a pesar de que a veces
te toque sufrir.
Tus ojos gritaban
felicidad,
mientras corrías
en libertad.
Esperabas
paciente
ese sonido
que no era indiferente.
Abalanzándote
demostrabas
al mundo
lo que me querías.
Todo de pronto
acabó
y tus ojos
no se volvieron abrir.
Una eternidad
hasta esa dulce mirada
que me embruja
e hipnotiza.
Un siglo,
hasta el roce
de tus manos
en mi piel.
Un lustro
hasta besos
que enerven
mi alma.
Y un suspiro
hasta volver
a perderte
de nuevo.
Tiemblo,
me estremezco
con el aroma
de tu ser.
Se desatan
los intintos
que dormían
junto a mí.
Me entrego
sin miedos
a explorar
ese mundo contigo.
Mientras,
llega la felicidad
de la mano
de besos enamorados.
Caída libre,
con los ojos cerrados
por la certeza
que tus brazos me atrapan.
Caída libre,
hacia los sentimientos
que nos unen
a pesar de la distancia.
Caída libre,
a esos labios
que me incitan
a volar sin frenos.
Caída libre,
por un amor
que me brinda
toda la felicidad.
Viajar
con los recuerdos,
esos mismos
que solo me hablan
de tí.
Me emocionan,
ruborizan,
pensar
en todo lo vivido,
es volver a esos instantes.
Siempre,
estarán presentes
para que los días grises
recobren su color
y ese amor.
Calma,
para ese tiempo
que no avanza
y a veces desespera.
Calma,
para esa distancia
que parace insalvable
pero a veces desaparece.
Calma,
para las ansias
que consumen
una piel enamorada.
Calma,
para disfrutar
los momentos
que por fin llegan.
Cae el sol
me anuncia
que pronto
tus labios tendré.
Las horas
siguientes
un poco largas
se hacen.
De pronto
ese sonido
que hace vibrar
mi corazón.
Al abrir
esa mirada
con una sonrisa
y me roba mis besos.
Compenetrados
viviendo experiencias
con solo caricias
ardientes como fuego.
Silencios de paz
que nos dejan disfrutar
del latido de un pecho
enamorado y feliz.
Besos que saben a promesas
de esas que no se dicen
pero con intensidad
se sienten muy dentro.
Cómplices del amor
que vibra en los poros
pero que degustamos
a sorbos pequeños.
Acelera su paso, las hojas revolotean a su alrededor cuando el viento juega con ellas.
Podría ser, que estuviera frío el ambiente, pero por sus venas una lava ardiente la consumía.
Intentaba volver a vivir, esos momentos que acababan de pasar, perdida entre caricias y besos intensos.
Necesitaba estremecerse, para calmar esas ansias, pues no sabía cuando volvería. Necesitaba alejarse, de ese adiós, para que el tiempo de espera corriera de nuevo y por obra del destino, reencontrase, en el mismo lugar a la misma hora.
Te amo sin condiciones,
sin esperar nada a cambio
sin ataduras que asfixien
sin papeles firmados.
Te amo en libertad,
fluyendo como río salvaje
inesperado como una estrella fugaz
intenso como las rimas de Bécquer.
Te amo,
con la naturalidad de un amanecer
con el romanticismo de un anochecer
con un corazón que late solo por tí.
Te amo,
porque me has hecho volver
a esos orígenes perdidos
un tiempo atrás.
Tus besos
son mi lexatin,
que calman
mis ansias.
Tus caricias
mi sertralina,
que me liberan
de mis días grises.
Tu calor
mi diazepam,
que relaja
mis emociones.
Tu sonrisa
mi serotonina,
que me impulsa
a seguir viviendo.
Tatué tus besos
en mis labios
para sentirlos
siempre conmigo.
Dibujé tus caricias
en mi piel
para vibrar
otra vez con ellas.
Cerré mis ojos
para volver a los tuyos
que iluminan
mis días.
Abracé mi cuerpo
para sentir
tu calor
junto a mi.
Fugaz e intempestivo
aparece en mi mundo
dándole un vuelco
a toda mi existencia.
Y son esos momentos
que me devuelven
con una sonrisa a la vida
que a veces se hace lenta.
Enmaraña mis sentidos
tejiendo una sutil red
que de amor nos une
sin que nadie pueda verlo.
Si esto no es felicidad,
no importa,
si esto no es real,
tampoco importa.
Ausente estaba
pero el corazón
se aceleraba,
sin que hubiese razón.
Entre los segundos
él se coló,
volviendo el color
donde hubo dolor.
De pronto
todo cambió,
y su vida
de ilusión se llenó.
Caminó de su mano
irradiando felicidad,
construyendo
su eternidad.
Ámame con la intensidad
que el mar golpea las rocas
moviendo todo a su paso
y fluyendo después.
Ámame con la incertidumbre
que el azar disponga
para que la rutina
no haga presa de mi ser.
Ámame con la fortaleza
del acero forjado
para contener todo aquello
que nos quiera hacer caer.
Ámame con la libertad
del aire que respiras
para que por siempre
me pertenezcas.
Aparece en escena todo lo que detiene sus pasos, pensativa se detiene, pero esta vez no podrá con ella.
Recoge su pelo, libera sus manos y con fuerza avanza sin importar lo que todos piensan de ella.
Con rasguños, heridas que sangran, pero logró salir de ese pozo que asfixiaba su cordura, ella pudo.
Desde la otra orilla ve el camino recorrido, arduo y sinsabores, ya no importa pues el sendero que ahora debe seguir es diferente, sin miedos lo recorre, ella.
Tuvo que callar,
lo que por impulso
quería gritar
al viento.
Apretaba las manos,
pues sus ansias
pasaban por atizar
a quien tenía delante.
Cerró los ojos,
por que la rabia
cegaba su poco
raciocinio.
Se derrumbó,
para que su ira
cayera con ella
y pronto pasara.
Encerrada en sus miedos
el oxígeno se acaba,
lucha para conseguir
salir de esa burburja.
Intenta con sus fuerzas
encontrar un resquicio
donde pueda su cuerpo
escapar del martirio.
Aunque a veces piensa
bajar los brazos
quedarse dormida
y dejar de intentarlo.
Pero algo muy dentro
le impide rendirse,
sabe que algo más
puede haber por ahí.
En silencio,
en un rincón sentada
intentando limpiar
sus lágrimas.
Recordaba,
una y otra vez esa escena
donde sus labios
besaban a otra.
No entendía,
¿Qué había cambiado?
si días atrás
creaban historias.
Pero sabía,
que al caer la noche
su dolor acabaría
y su vida continuaría.
Dulce corazón
que haces latir deseos
esos que duermen
cuando tus manos se alejan.
Embriagas mi piel
con besos prohibidos
haciendo de ella
un oasis de amor.
Hipnotizas mis pensamientos
con susurros
que bloquean
todas mis defensas.
Y otra vez caemos
en el éxtasis
donde las fantasías
las hacemos realidad.
Que fácil es soñar
cuando el sol entra por la ventana
y tu recuerdo vive aún
entre mis sábanas.
La sonrisa ilumina
todos los días,
a pesar de ser fríos,
pero la piel está ardiendo.
Imaginar ese futuro
que a corto plazo
me regala un billete
para la eternidad.
Disfrutar hasta caer rendida
entre fantasías que se mezclan
con una realidad
que ya puedo tocar.
Era de noche, pero la estancia estaba muy iluminada, sus cuerpos abrazados irradiaban luz, paz y sosiego.
Entre besos y risas pasaban los minutos, miradas que se entendían, caricias que acompañaban.
Todo era real, palpable y hacía estremecer la piel, era como ese pintura perfecta que no olvida ningún detalle.
Si eso no es felicidad, ¿qué será?, segundos compartidos, silencios que alimentan, secretos que se susurran.
Esa estampa que espontánea llegó, dejando una huella que grita al viento, lo que sus labios pocas veces dicen.
Cerré los ojos
en un instante
toque el cielo
con el roce de tus manos.
Me dejé llevar
por esos besos
que embriagan
todos mis poros.
Descansé entre tu pecho
junto al latir de tu corazón
que me arrulla
hasta hacerme dormir.
Soñé bajo la luz
de esa mirada que guarda
mis fantasías
y las hace una realidad.
Todo parecía igual,
un despertar
sin mucho
que esperar.
Entretenida,
intentaba
recordar
buenos momentos.
Un sonido
la trajo de nuevo
a la realidad,
agradable sorpesa.
Esa voz al otro lado
unos besos inesperados
una mirada brillante
que envolvió su corazón.
A escondidas
nuestros corazones
acelerados laten
junto a la pasión.
Emocionados
se entregan sin pudor
saciando esa piel
que desea mucho más.
Dibujan caricias lascivas
con besos prohibidos
que provocan una corriente
de lujuría desenfrenada.
Sin calma, dándolo todo
a oscuras se encuentran
para volver a empezar
con la misma intensidad.
Soledad que a veces llegas cuando menos te espero todo parece gris, no faltas a esa cita y me hundes en la desesperanza de querer escapar...
