Comienza el final de nuestra historia, todo se desvanece sin dejar heridas, albores de que la venda se ha caído de mi mano, donde aguardaba para ser utilizada, sobre ojos ciegos de amor.
Y no duele, es como una doble liberación terminar de desplegar esas alas que ansían volar sin cadenas que aprisionen su corazón, sin mirar atrás solo aprender una nueva lección.
El llanto se detuvo cosa mala, ahora la indiferencia hace su aparición y con ello comienzan a morir esos sentimientos, deseos y pasiones que ayer me volvían loca de un placer sin igual.
Recuerdos que perduran, historia conclusa, desliz que se presenta con ocasiones donde todo se una y luego se olvide, pasando página de un capítulo que jamás se escribirá de un libro invisible.