jueves, 31 de agosto de 2017

Caminos entrelazados 2

Arlet no podía dejar de pensar en el chico del camino, hacía día que no se acercaba por ese rumbo, la última vez que le vió, su rostro reflejaba un gran tormento y había decidido ayudarle, si podía.

Esa tarde se dirigió a buscarle para hablar con él y descubrir a quién espera con tantas ansías o por que cree que debe esperar a alguien.

Llegó al sitio y no lo encontró, solo unas pocas ramas rotas en su lugar habitual, esperó sentada unas horas y no apereció.

Su incertidumbre crecía y cada día iba en su busca, pero parecía que ya había encontrado a quién esperase, pues no había ni rastro de él.

Ahora era Arlet, quién preguntaba a los pocos trausentes si le habían visto, pero nadie le daba razón. Todos los conocían pero llevaban mucho tiempo sin verle.

Decepcionada llegaba a su casa, con un sentimiento de impotencia, pensando en que si la última vez le hubiese puesto atención, hoy no se sentiría mal por ello.

Sus amigas le hacían ver que posiblemente estaba bien, que lo que esperaba, independientemente de lo que fuese, era su motivo de ausencia, que no tenía por que estar mal.

Pero sus palabras no alivian su culpa, había algo dentro que le decía que debía seguir buscándolo.

Hace casi un mes, de la última vez que le vió, caminaba cabizbaja, cuando de pronto al acercarse, oyó gritos y mucho movimiento, corrió hacia donde venían los gritos, era él al que intentaban meter en una ambulancia, no la dejaron acercarse mucho.

Estaba fuera de si, gritaba y lloraba repitiendo ¡tengo que esperarla aquí! una y otra vez.

Arlet, petrificada no sabía que hacer, rodaron por sus mejillas lágrimas que parecían ácido, que le calcinaban su rostro.

Un agente se acercó a ella y preguntó:

-¿Le conoce?

- Tras unos segundos con su mirada perdida, dijo ¿disculpe?

- ¿Qué si le conoce?

- No realmente, lo he visto de pasar sentado inmutablemente aqui. ¿Qué ha pasado?

- Sorprendió a una pareja, preguntando si se habían encontrado con alguien ene l camino, al responder que no lo habían visto, se puso violento.

- ¿Saben a quién busca? ... es la misma pregunta que me hacía a mí cuando me veía.

- ¿Usted le pregunto de quién se trataba?

- Si ... pero dijo que no sabía. ¿Qué pasará ahora?

- Lo llevaremos al hospital e intentaremos buscar algún familiar.

La ambulancia y la patrulla se retiraron, poco a poco el silencio volvió a la senda, comenzaba a llover y Arlet desconcertada se sentó en el mismo sitio que ese chico acostumbrada a ocupar, llorando, esperando sin saber que esperar.

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miércoles, 30 de agosto de 2017

Caminos entrelazados 1

Los vientos de otoño se acercaban y con ellos los largos paseos que extrañaba en las otras estaciones, sentir su cabellera revuelta, mientras los sonidos de las hojas movidas invadían su silencio.

Todo un año, esperando volver a esos días, que la hacían despertar de un letargo sin sentido.

En uno de sus paseos, un chasquido la sacó de su habitual desconexión, era un chico sentado a la vera del camino, destrozando ramas que recogía del suelo, a su paso no levantó la mirada, pero la expresión de su rostro era una mezcla de rabia y dolor.

Los días subsiguientes, siempre estaba en el mismo sitio, parecía esperar algo o alguien y le mortificaba la espera. 

En Arlet crecía la curiosidad por el chico,  y cada tarde esperaba encontrar un detalle que le revelase su motivo de estar siempre ahí.

Iba con sus soliloquios, que no se dio cuenta que ya estaba frente a él, hasta que una voz ronca hizo que su corazón diera un vuelco.

- Disculpa, ¿te has encontrado con alguien por el camino? 

- No, solo contigo ... este sitio no suele ser muy transitado

En su rostro pudo leer la decepción de la respuesta.

- Dijo gracias y volvió a clavar su mirada en el suelo.

Arlet continuó con su paseo, aún pensando en la cara de ese chico.

Estuvo indispuesta unos días, así que no pudo salir, ya ni pensaba en él. Sus amigas le aconsejaban que cambiara de ruta, que de seguro era un "chiflado".

Tras la tormenta que duró todo el fin de semana, sus paseos se reanudaron, para su sorpresa él estaba ahí, parecía parte del paisaje, aunque se veía un poco más delgado y desarreglado.

 Cuando pasó a su lado, levantó la mirada y preguntó:

- Disculpa, ¿te has encontrado con alguien por el camino? 

- No, respondió.

Sus ojos se clavaron en su cara.

- ¿Estás segura?

- Si ... ¿ A quién esperas?

- No lo sé

- Entonces, ¿Cómo sabrás si viene o no?

Su pregunta pareció transportarlo a otro mundo, se sentó junto al camino y sus ojos se volvieron tristes.

Arlet, se alejó pensando que sus amigas tenían razón, que ese chico estaba mal.

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martes, 29 de agosto de 2017

El tiempo te trajo a mí

Se encontraba a pocos pasos de hacer sus sueños realidad, que de su boca salieran las palabras precisas que lograran convencer a Sam del amor incondicional que guardaba para él.

No faltaba mucho para su encuentro y con pies ligeros, tras horas frente al espejo, se dirigía a su encuentro en la cafetería cercana.

Llevaba semanas ensayando ese momento, lidiando con las distintas reacciones que podían darse, aunque algunas atormentaban su corazón.

Se sentó frente a la ventana, tras unos minutos apareció con su andar sereno, que casi parecía levitar, tenía un aura que iluminaba su ser y transmitía una paz intensa.

- Sam, aquí ... le llamó.

- ¡Hola!, hace mucho que no te veía.

- Si verdad, es para que me eches de menos.

- Pues eso es difícil, dijo con una sonrisa.

- No me das ni la más mínima ilusión, eres muy malo.

- Así dicen por ahí. ¿Cuéntame para que soy bueno?

- Para muchas cosas...

- ¡Huy! ¿qué me pedirás?

- Te aseguro que ni siquiera lo imaginas.

- Necesito un café , ¿Quieres uno?

- Si, gracias.

Se acercó a la barra y pidió los cafés, ella desde la mesa lo devoraba de arriba a abajo, dejandose llevar por su perfume.

Regresó a la mesa con ambos cafés y se sentó.

- Antes de que me digas nada, déjame decirte algo, no había podido, pues tanto tiempo sin vernos, pero de hoy no pasa.

- Perfecto, dime.

- Solo te pido, que me dejes terminar, por que si no será imposible.

- Que serio te has puesto. 

Por su cabeza comenzaron armarse historias y ninguna era buena.

- Mira, desde que nos conocimos y aunque al principio era una relación de lo más normal posible. Tras un tiempo el disfrutar por las mañanas, echarnos unas risas que ayudaban afrontar el tedioso día que podía venir, hizo que esos momentos dieran un giro a los días, en un inicio no entendía que pasaba, te miraba y notaba algo distinto en ti, pensaba que eran imaginaciones mías, pero a veces era tan palpable que no sabía que hacer.

Meg, sentía como se ruborizaba su rostro, su corazón se aceleraba y su respiración se detenía, queriendo contener suspiros y palabras, aunque deseaba decir algo no emitía ningún sonido, morían en su boca y se dispersaban en el ambiente.

- Nunca tuve el valor para decirte nada, pues no quería hacerte daño, perder tu amistad me paralizaba, Meg créeme que intenté controlar la situación, pero se escapo de mis manos y ahora estamos en este punto, es bastante embarazoso el no saber como terminará y lo que piensas.

- ¿Qué quieres decirme,Sam? fue lo único que pudo preguntar.

- Quiero decirte que me gustas, que sueño contigo y que quiero intentar algo contigo.

Meg comenzó a llorar, no podía creer lo que oía, esas palabras que desde hace meses anhelaba escuchar.

- No llores por favor, no te sientas comprometida.

- No lloro por eso, no sabes lo feliz que me haces, para que crees que te cité aquí, yo también he venido retrasando el decirte lo que siento, yo también te quiero.

Sus manos se entrelazaron, mientras sus labios por fin, tras largos meses de espera e innumerables fantasías se unían por vez primera.

 

lunes, 28 de agosto de 2017

Entre sus besos y sus manos

Se sentaba  a recordar, todos esos tiempos pasados que le sabían a gloria, evadiendo su tristeza de esa manera.

Frente a la ventana invitaba al pasado a entrar de nuevo a su vida, para  hacerla estremecer una vez más.

Como dejar de pensar en esas manos que le descubrieron un mundo que ni imaginaba ni conocía.

La mezcla de su resistencia y la pasión salvaje que él ponía en los pocos minutos que tenían para ellos, intensificaba lo que descubría.

De espaldas a la pared, queriendo evitar esos besos que deseaba como el respirar, mientras sus manos se adentraban a su cintura ... y un poco más.

Intensos momentos que solo eran rotos, por los pasos de alguien que se acercaba, fingir que nada pasaba, tratando de ocultar el rubor y las ropas desarregladas, mientras las piernas seguían temblando.

Los papeles cambiaron, era ella la que le buscaba, intentando tener ese tiempo a solas, para volver a experimentar junto a él, a veces era muy difícil, siempre había mucha gente en su casa, pero se las ingeniaban para los arrebatos de pasión.

Ya no podía estar lejos de sus manos y sus besos, del movimiento de su cintura contra ella, que hacía que le recorriera electricidad por todo su ser, dejándola a merced de sus instintos.

Cada vez el juego se hacía más necesario y con ganas de un poco más, ya ni esperaban a estar solos, para tocarse con disimulo frente a otros.

Un día, cuando todo parecía propicio, sus besos se incrementaron y la pasión los desbordó, la ropa comenzó a caer por el suelo, mientras sus cuerpos temblaban y buscaban encajar, con la respiración acelerada y el corazón agitado, lo intentaban, pero como siempre el destino ... oyeron unos pasos que los dejó petrificados.

¿Ese capítulo también quedaría inconcluso?

 

miércoles, 23 de agosto de 2017

Tantito ... no más!

No espero que se detenga el tiempo,
que el mundo deje de girar,
ni que tu respiración se contenga,
es algo más sencillo ...

Es encontrar el equilibrio perfecto,
donde tu alma y la mía,
estén en la misma latitud,
que se puedan descifrar.

Donde encuentres un motivo,
aunque sea sólo uno,
para dejarme habitar,
en tu cálido corazón.

No busco nada más,
simplemente que me quieras,
aunque sea,
tantito ... no más!

 




martes, 8 de agosto de 2017

Tras el retorno

El viaje se ha iniciado, esperando encontrar en él las motivaciones que me hagan saber que debo seguir.

Durante tiempo esperé para lanzarme al vacío sin paracaídas que amortiguara mi caída, pero de nada sirvió.

No sé que resulte de todo esto, mis expectativas han besado el suelo y ahora buscan remontar.

Ingenua de mí, que pensé despegar de una pista sin fabricar y entre cada zanja perdí el impulso.

¿Qué me traerá?

En pocos meses sabré que hacer y donde buscar la fuerza que me haga salir de una nueva decepción. 

Acostumbrarse tiene su lado positivo, no duele tanto una pérdida más.

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lunes, 7 de agosto de 2017

Ilusa espera

Ahora que no queda tiempo,
que el destino marco las normas,
solo me queda esperar a que todo
lo soñado se vuelva realidad.

Desde lejos vivo mi existencia,
esa que no esta completa,
por que vagan como sombras,
mis deseos por ti.

Quiero estar ahí, 
donde mires que sigo esperando,
ese milagro que una los caminos,
que se separan sin cesar.

Ilusa espera,
pero no quiero continuar,
perdida en tu órbita,
que se aparta de mi.

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domingo, 6 de agosto de 2017

La felicidad está en tu interior

Dejo abierta las puertas a los pensamientos, para que libres viajaran junto al aire y traerán buenas sensaciones.

Se alejaron tanto, que por un tiempo no supe de ellos, cada mañana les esperaba tras la ventana, sin tener noticias.

Cuando ya perdía la esperanza, regresaron a mi con nuevas aventuras que contar, diciendo que el mundo real no es lo que creo, que se puede ser feliz.

¿Cómo ser feliz?

Si te encierras.

Si rehuyes.

Si te niegas. 

Debes estar dispuesta a olvidar y sanar heridas que marcan tus pasos día a día.

Pero aún así, si ya no recuerdas como ser feliz, te has enfrascado en el dolor, que no te permite ver la luz del sol.

¿Cómo aprender de nuevo la lección?

Busca en tu interior la fuerza que te motive, por que si basas tu felicidad en alguien más, cuando ésta se vaya, tu felicidad también.

 

sábado, 5 de agosto de 2017

¿Se habría enamorado?

Dando un giro en su vida, se entregó a un sentimiento que la empujaba con fuerza a buscarlo en cuanto podía.

Él la esperaba, como cada tarde, para cubrirla de amor y detalles que derretían poco a poco esa coraza que había construido.

Pasaban los días, todo parecía perfecto, tardes perfectas que se complementaban con caricias y besos.

Parecía que esta vez, si podía funcionar.

Solo fue una ilusión, de pronto ella comenzó a cambiar sin motivos, simplemente desidia.

Sabía que sería un fuerte golpe, pero no podía seguir engañándole, lo que los unía, poco a poco había abandonado su corazón, ahora solo quedaba amistad.

Fue preparándolo para el instante, para que fuera menos duro, aunque ¿cómo se logra eso?

Una tarde, tras darle muchas vueltas, se lo dijo:

"No podemos seguir, todo a cambiado, mereces a alguien que te quiera"

La reacción, lo que imaginaba, pero se detuvo firme en sus palabras, era lo mejor.

Intentaron volver, pero la libertad que ansiaba era mucho mas fuerte, además ella ya no le quería.

Tras su separación y mucho tiempo después, casualmente se encontraron, tomaron algo y ella, se dio cuenta que si hubiese dejado todo, se hubiese evitado mucho dolor pero sin amor.

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Dejando atrás los miedos

Temerosa cruzó el umbral, pensando en lo que podía encontrar, una mezcla de sentimientos ahogando su respiración.

Lentamente avanzaba, hacía le tenue luz que divisaba, de pronto un susurro diciendo su nombre.

Se armó de valor, sin mirar atrás aún a pesar de que su corazón no podía latir más, cruzó otra puerta y se hizo la luz.

Ahí estaban, expuestos sus miedos, los que ataban su vida en un pasado inconcluso.

¿Cómo llegaron ahí? ,  se preguntaba.

Ahora, eran reales, los tenía frente a ella con miradas incisivas, atravesando su cuerpo.

 ¿Eres consiente ahora? resonaba en su cabeza.

Se sentó frente a ellos y ante cada uno su mirada se perdió, parecía un trance que la hacía recordar, el origen de ellos.

¿Permitir que te dominen?

¿Dejar que rijan tu vida?

Tras horas abstraída, se levantó hacia la ventana, miró el horizonte y salió.

Encerró sus miedos, no para olvidarlos, pero si superarlos, que le recuerden por que hay que luchar.




jueves, 3 de agosto de 2017

Hasta la próxima amor

Pensaba en sus manos, la que la transportaban a otra galaxia, con un sutil roce revolucionando sus sentidos, haciéndola vivir experiencias.

Sujetando su cintura, sintiendo su respiración, era como volar al infinito, entregándose sin reparos cada atardecer en su oasis de amor.

Nadie entendía su cambio de humor desde meses atrás, era él que la había hecho cambiar, desvelando para ella colores escondidos.

Hasta donde la llevaría esta travesía, se preguntaba a veces, pero su raciocinio terminaba, cuando los labios de él se apoderaban de su boca, estallando chispas de deseo.

De su mano, se dejaba llevar hacia recónditos misterios que se descubrían uno a uno ante sus ojos, con una sola palabra.

- Detén el tiempo, le pedía.

- El tiempo no se detiene, se cautiva en cada parte de tu ser, para que revivas cada segundo cuando lo desees. Contestaba él.

El universo se hacía pequeño, para disfrutar todas las emociones cada atardecer.

En secreto existían, creando capítulos de una historia que se escribe sola, siendo actores improvisados que no saben como acabará.

Hasta la próxima amor...
 an angel & a mermaid. | Sirenas, Sirenas y tritones, Arte de sirenas





miércoles, 2 de agosto de 2017

Explorando

Continuaste experimentando sensaciones que traspasaban las fantasías, te las arreglabas para comprobar emociones descritas.

Donde el tacto de unas manos te transportaban a un sueño, suave y precisa elevaba la respiración, agitando tu pecho.

Donde sabías que todo estaba perdido, te entregabas ya sin control ni dueña de la piel, esa que temblaba bajo la tenue luz y entre cuatro paredes llenas de discreción.

Los sentidos se desataban, la razón no se nublaba, no era precisa en esos instantes, en los que solo buscabas la exaltación de la pasión.

Las horas lentas intentaban no avanzar para brindarte más, dejando extasiada tu alma, esa que se convencía de no volver a vivir esa dicha.

Sus ojos te decían lo que deseas escuchar, no hacía falta nada más, las promesas hubiesen sido frívolas , no las necesitabas.

Solo bastaban los gestos y miradas, que hacían perpetuo ese encuentro, casi irrepetible e inolvidable.

No importaba nada, solo el sentir y descubrir que con amor, la vida es mejor, que te permite seguir adelante, aunque el mundo se detenga.

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martes, 1 de agosto de 2017

Memorar

Ocupó su lugar frente a la ventana, esperando que llegara a ella, esa inspiración de la mano de los pequeños detalles de la vida.

Todo parecía igual, como una burda réplica del día anterior, de pronto su mirada se fijó en el infinito, donde el cielo y la tierra parecen combinarse en millones de colores.

Su mente voló con las alas de las fantasías, mientras sus manos raudas se adueñaron de lápiz y papel.

Vagaron con trazos simples, bosquejos sin sentido que se mezclaban con líneas y frases inconclusas en cada párrafo.

Tenía que ser preciso y firme, sin que la duda ocupara un lugar en el espacio, donde se disponía a crear.

Pasaron las horas y las ideas comenzaron a tomar forma, ordenándose poco entre todo ese caos que las envolvía.

Donde se descubrían los sentimientos que en ese momento surgían en el ambiente, le hicieron recordar épocas que imitaban las mismas sensaciones.

¿Recuerdas? se preguntaba.

Aquella noche que el cielo cerró sus fronteras y abrió tus experiencias, donde te entregaste si miedos a lo que afloraba en la piel.

De como se escribieron historias para no repetir solo rememorar, donde las palabras no eran vacías frases que llenaban una habitación.

Cuando el frío se convirtió en esa llama que abrigó tu corazón palpitante, en el mar de los miedos.

Y los labios se fundieron en la esperanza de un nuevo amanecer entrelazados.

Por un instante,  el egoísmo te invadió, donde solo te importó lo que estabas viviendo, el mundo no existía ni las consecuencias.

¡Que lejos ha quedado!

Todo eso ahora solo es una muesca y a pesar de que a veces creas que puede resurgir, te das cuenta que los motivos serían distintos. A pesar de ello, te niegas a cerrar para siempre ese capítulo.

A veces, es mejor dejar el pasado atrás, son cosas que ya no se pueden cambiar.

Intentalo ... 

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Nostalgia

Soledad  que a veces llegas cuando menos  te espero todo parece gris, no faltas a esa cita y me hundes  en la desesperanza de querer escapar...