A la misma hora en el café, espero con ansías tu llegada, para compartir minutos de gloria mirando tus ojos.
Los minutos se vuelven lentos, al ritmo de tu respiración mientras fluye la conversación, todo es perfecto.
Se termina el tiempo y nos despedimos , hasta la siguiente vez, junto al humo del café.
Esa es la vida que me he construido a partir de tu existencia, donde los capítulos se escriben al ritmo que marcan los latidos.
No es la mejor forma de subsistir pero la que encontré para estar junto a ti, aunque a diario me repito "no puedo seguir así".
Tanta esperanza a mi alrededor y yo suspendida en ti, esperando de tu boca palabras que nunca brotan.
Ensayo mil veces abrirte mi corazón o robarte un beso, esperando el desenlace para que esto acabe ... o si es mejor, empiece.
Cuando me decido, las palabras revolotean en mi cabeza, pero no consigo emitir sonidos, solo miradas que hablan cuando te alejas.
Me detienen tantas cosas y me empujan otras más, siempre el mismo círculo que no se abre jamás.
Una señal te pido para saber que esperar, si algún día decido poder hablar, cosas de amor hasta la eternidad.
