Memorar

Ocupó su lugar frente a la ventana, esperando que llegara a ella, esa inspiración de la mano de los pequeños detalles de la vida.

Todo parecía igual, como una burda réplica del día anterior, de pronto su mirada se fijó en el infinito, donde el cielo y la tierra parecen combinarse en millones de colores.

Su mente voló con las alas de las fantasías, mientras sus manos raudas se adueñaron de lápiz y papel.

Vagaron con trazos simples, bosquejos sin sentido que se mezclaban con líneas y frases inconclusas en cada párrafo.

Tenía que ser preciso y firme, sin que la duda ocupara un lugar en el espacio, donde se disponía a crear.

Pasaron las horas y las ideas comenzaron a tomar forma, ordenándose poco entre todo ese caos que las envolvía.

Donde se descubrían los sentimientos que en ese momento surgían en el ambiente, le hicieron recordar épocas que imitaban las mismas sensaciones.

¿Recuerdas? se preguntaba.

Aquella noche que el cielo cerró sus fronteras y abrió tus experiencias, donde te entregaste si miedos a lo que afloraba en la piel.

De como se escribieron historias para no repetir solo rememorar, donde las palabras no eran vacías frases que llenaban una habitación.

Cuando el frío se convirtió en esa llama que abrigó tu corazón palpitante, en el mar de los miedos.

Y los labios se fundieron en la esperanza de un nuevo amanecer entrelazados.

Por un instante,  el egoísmo te invadió, donde solo te importó lo que estabas viviendo, el mundo no existía ni las consecuencias.

¡Que lejos ha quedado!

Todo eso ahora solo es una muesca y a pesar de que a veces creas que puede resurgir, te das cuenta que los motivos serían distintos. A pesar de ello, te niegas a cerrar para siempre ese capítulo.

A veces, es mejor dejar el pasado atrás, son cosas que ya no se pueden cambiar.

Intentalo ... 

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