Dominando los demonios

Tuvo que callar,

lo que por impulso

quería gritar 

al viento.


Apretaba las manos,

pues sus ansias

pasaban por atizar

a quien tenía delante.


Cerró los ojos,

por que la rabia

cegaba su poco

raciocinio.


Se derrumbó,

para que su ira

cayera con ella

y pronto pasara.

 


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