Cuando se cierra una puerta
Necesitaba escapar de todo aquello que le recordara su traición, salió corriendo de su habitación y se dio a la fuga por las calles que le alejaban de su dolor.
No fue consciente de sus pasos hasta muchas horas después, cuando cansada busco un sitio donde descansar y tomar algo.
Camino unos pasos y entro en el primer lugar que encontró, se sentó en la barra y pidió una cerveza, aunque estaba muy animado, ella solo escuchaba silencio y palabras que resonaban en su cabeza.
Sus lágrimas no dejaban de rodar por sus mejillas, recordándole su historia, intentaba retenerlas con rabia, pero incesantes no dejaban de manar.
El camarero se percató de su dolor y se acercó a preguntar si necesitaba algo, ella negó con la cabeza y siguió dibujando la silueta de su vaso medio vacío.
Tras horas si darse cuenta de su alrededor, sus ojos secos pero con la evidencia a cuestas, tomó el último sorbo y se dirigió al baño.
Lavó su cara y viéndose al espejo se dijo:
- Has tenido tus horas de protagonismo, pero aquí terminó, esto es lo que queda y se queda en este sitio.
Arregló su pelo y volvió a la barra.
Intentaba pedir algo, pero el local estaba mas lleno que hace horas atrás.
Cuando por fin, un camarero se acercó, preguntó:
- ¿Lo mismo de antes?
- Reconoció la voz, era el mismo camarero que antes se había acercado ... No, algo más fuerte, un gin tonic muy cargado, estoy celebrando.
- En seguida.
Unos minutos después tenía su bebida lista.
- Tienes mejor cara que antes, dijo él.
- Muchas gracias, fue algo puntual, pero todo pasa.
Se sentó a disfrutar de su bebida y ver a la gente de la pista bailar.
Uno tras otro, fueron cayendo las copas, el tiempo no existía.
El bar fue quedando vacío y el camarero, antes muy atareado, hoy se acercaba a la barra para hablar con ella.
Enfrascados en la conversación, ella se distraía y ya hasta había olvidado todo.
- No tendrás problemas, al estar aquí tanto tiempo.
- No te preocupes, mi turno ha terminado hace media hora, pero si quieres nos vamos a bailar a otro sitio.
- Perfecto, pago y nos vamos.
- Voy por mis cosas y te espero fuera.
Cuando salió, él la esperaba ya.
- ¿Dónde nos vamos?
- Hay un sitio aquí en la esquina que esta muy bien.
Fueron para ahí, el sitio estaba muy lleno, pero haciéndose hueco lograron llegar a la pista y comenzar a bailar.
Parecía que las canciones no tenían fin, ella se sentía liberada, como nunca antes.
- Vamos a tomar un respiro, dijo él.
Ella sin dejar de bailar, se dejó guiar por él.
Tomaron algo en la barra, fue cuando se dieron cuenta de la hora.
- Deberíamos irnos, ya es muy tarde.
- O temprano, según lo quieras ver.
- ¿No trabajas?
- Si, pero entro por la tarde.
Sin muchos ánimos, salieron del bar y comenzaron a caminar.
La ciudad comenzaba a despertar ya.
- ¿Quieres ir caminando? ¿Vives cerca? ¿Te acompaño?
- Relativamente cerca, si quieres puedes acompañarme, me la he pasado bien contigo.
- Puedo preguntarte algo.
- Dime.
- ¿Qué te ocurrió?
- Suspirando dijo, te haré un ultra resumen, la persona que yo creía a tenía a mi lado, resulto ser un hipócrita sin sentimientos y me dio cuenta muy tarde, pero ya es agua pasada.
- Si que es un ultra resumen.
- Ya no vale la pena, no merece más tiempo de mi vida y pensamientos.
- Me parece fenomenal.
- ¿Y tú, no tendrás problemas por no llegar a tu casa?
- No hay a quien darle explicaciones.
Los siguientes pasos, solo hablaban sus silencios.
- Hemos llegado, gracias por acompañarme, se acercó he intento besarle.
Él retrocedió.
- Perdón.
- No pasa nada, no es que no quiera, pero no creo que hoy sea buena idea, tal vez la próxima vez que nos veamos, si es que hay una próxima. Anda, sube, te espero a que cierres la puerta.
Ella, sin decir nada, subió las escaleras y cerró la puerta sin mirar atrás, sin querer pensar en lo ocurrido.
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