Llega la noche y me entrego sin contemplaciones a ese sueño que me hace viajar hacia donde solo importa mi felicidad, donde invade mi ser una sensación extraña como un cuerpo celeste que navega en la galaxia.
No quiero despertar ahí estoy segura que dentro de poco nuestras almas se encontraran y seremos estrellas fugaces que vaguen sin limites en todo momento.
Tener la cercanía de un candente calor que fulmine mis miedos y pesares, así desaparecen para siempre; contemplar esa luz que invita a la calma con los luceros a su alrededor.
Visitar tierras extrañas a tu lado, para descubrir placeres nuevos que controlen los sentidos y nos hagan desearnos más.
Abrir los ojos a este mundo que no quiero, me propongo cada noche, pero siempre se impone la realidad y vuelta a empezar....
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