Creía que había encontrado el amor ... pero lo perdió
Luego de ese encuentro no tenía cabeza para ir a trabajar, así que se excusó y decidió ir a casa a planificar ese encuentro.
Las horas sucesivas pasaron despacio, mientras se probaba distintos atuendos y ensayaba frases que no le sonaran a cursi, parecía una adolescente con su primer amor.
Se miraba al espejo cuando de pronto un sutil aroma trajo a su memoria ese momento en que se conocieron...
Ella entraba apresurada al café, pidió y cuando se dirigía a la mesa tropezó y derramó parte del vaso sobre él, mil disculpas siguieron al episodio; muy avergonzada se ruborizó y él dijo:
- Que bien te sienta que te ruborices! sonriéndole
- Eso aumentó su nerviosismo y solo pudo balbucear un casi inaudible gracias!!
- En serio, no te preocupes, tengo una camisa en el coche y podré cambiarme
- Déjame que te invité, es lo menos que puedo hacer
- No es necesario, pero si insiste esta bien... bueno tengo que irme, cuídate.
La mañana siguiente, al entrar él estaba en el mismo sitio y al verla
- Hola! espero que hoy no derrames nada que no llevo recambio, dijo sonriendo
- Imagino que no, respondió volviéndose a ruborizar
- Ves, como es cierto, el rubor en tus mejillas te sienta de maravilla...
- No sigas, que me pondré peor
- No te apures, que ya te dejo tranquila, me voy ya
Dijo adiós! y salió del café
El resto de la semana, siempre se encontraban casi en el umbral de la puerta, pero el viernes fue distinto, no estaba ahí y ella al no verlo sintió que algo se rompía muy dentro de ella.
El fin de semana no hizo otra cosa que pensar en "el chico del café", no sabía ni su nombre ni nada sobre él, pero le echaba de menos.
El ansiado lunes llegó y al entrar al café sus ojos se iluminaron al cruzarse con él.
- Hola! pensé que no te vería hoy tampoco
- Me extrañaste? preguntó con una sonrisa picaresca
-Notó como su rostro sus colores subían y no pudo responder
- Así me gusta verte ...
- No te burles por favor!
-No lo hago, te digo la verdad... me voy, pero si te parece bien a las 5 podemos quedar aquí y hablamos, piensatelo dijo guiñándole un ojo.
Ella llegó una hora antes y no se decidía entrar se repetía como iba a quedar con alguien que no sabía ni su nombre, que había surgido todo de un accidente, dabas vueltas a la manzana sin saber que hacer.
Era la hora y ella estaba frente la puerta petrificada no sabía si entrar, ensimismada no se dio cuenta que alguien abrió la puerta, hasta que oyó:
- ¿Te decides a entrar o darás otra vuelta a la manzana?
- Ella, levantó la mirada con sus mejillas ardiendo
- Te bautizaré como "la chica ruborizada" ...vamos, entra, te prometo que soy un buen chico.
Avanzó dejándose llevar por él, hacia la mesa donde todo se originó, al principio estaba tan nerviosa que a penas respondía con monosílabos, poco a poco cuando las horas avanzaban parecían como dos amigos de la infancia.
- ¿Me dirás tu nombre? preguntó él ... yo me llamo ...
- No le dejó terminar la frase, prefiero seguir conociéndote como "el chico del café" dijo ella y tú puedes llamarme "la chica ruborizada".
- Como quieras!! mucho misterios guardas
- Ninguno, más adelante si surge te lo diré
Salieron del café a eso de las 7, se dirigían despacio hacia la estación de metro, de pronto una nube oscura cubrió el cielo y comenzó a llover, las calles se vaciaron y ellos entraron a un edificio que estaba en reformas.
- Estás temblando!!
-No te preocupes, ya se pasará dijo ella
Él se acercó a frotar sus brazos, ella temblaba más y apenas pudo levantar la mirada, parecía que su corazón se iba a salir.
Sus miradas se cruzaron y sus labios se juntaron...
Un ruido, la hizo volver al presente era la alarma.
Comenzó a vestirse y salió a su cita.
Era feliz, sabía que eso que sentía era amor y estaba casi segura que él también sentía lo mismo, sus pasos apresurados fueron disminuyendo cuando al llegar a la calle del café había un revuelo frente a la entrada.
Al acercarse, vio con impotencia que había un cuerpo tendido en el suelo al ver su rostro, corrió gritando, era "el chico del café", le dijeron que vino un coche que perdió el control y le atropelló, murió en el acto.
- Le abrazaba y le decía despierta, despierta ...
Su voz fue acallada con las sirenas.
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