Instintos bajo la piel
No sabe con certeza como entró en su vida, no de la manera habitual, donde fechas y momentos se graban en su memoria, sin perder detalle de ello, en cambio con él, no supo lo que nacía dentro de ella, hasta que ya era muy tarde para detener ese vendaval que se avecinaba.
Esa mirada, profunda,intensa y coqueta, acompañada de labios esculpidos para el pecado, donde desafiar al mismo destino, todo unido a su personalidad, no le era indiferente a nadie.
Se fue adueñando de sus pensamientos, se colaba entre ellos y le hacía fantasear en lo que pudiera ocurrir si atravesaba ese umbral que notaba con los días, más cerca.
Las conversaciones se volvieron sugerentes y cada palabra emitida por él, le hacía temblar sus cimientos, estremeciendo su cordura.
Fue así que sin planearlo, cada vez que estaba cerca de él, se volvía aún más coqueta, intentaba avanzar poco a poco, no tenía claro nada, solo lo que él le provocaba.
Por fin, luego de unas semanas hablando de esa manera, decidió invitarlo a tomar algo al salir del trabajo, se lo propuso sin saber que respuesta obtendría.
Él aceptó, encantado.
Era como una prueba de fuego, ver si se quemaba o no, intentar descifrar lo que le rondaba desde días atrás.
Fueron a un bar cercano, la conversación inició con temas generales, hasta que comenzó a entrar en materia, oír todas sus experiencias con esa voz tan sensual le provocaba escalofríos y le provocaba quererlas experimentar.
Eran muy parecidos, eran como el complemento del otro, ambos iban en el mismo sentido de la corriente, ideas claras y los pies en la tierra.
Esa noche sirvió para alimentar más sus fantasías con él, al despedirse quedaron que quedarían otra vez.
No se hizo esperar mucho, una semana para volver a tomar algo a la salida del trabajo, donde hablaron de deseos futuros de poder "pasarla bien, juntos".
La tensión sexual que había entre ellos, era una sensación muy placentera, el querer pero no poder, intensificaba esos deseos.
Una noche la barrera estuvo a punto de caer, ambos querían más pero ninguno se atrevía, el corazón de ella agitado, la incitaba a seguir a olvidar todo y perderse con él.
Pero al tiempo hay que darle tiempo, todo llega no al ritmo que queremos, pero al final llega.
Así, en la siguiente oportunidad, sus labios por fin se entregaron a lo que su piel gritaba, besos intensos, llenos de pasión y frenesí, elevándolos a una dimensión que imaginaban y en ese momento se hacía realidad.
Por fin las barreras se rompían y comenzaban una espiral de fantasías ardientes que recorrían sus venas.
Toda cautela era poca,pero sus ansias a veces los hacía presa de excitantes pecados que los perdían de su realidad.
No pasó mucho tiempo, para que sus cuerpos se conjugaran entregados a la lujuria que se desataba cuando las caricias les inundaban.
Entregados, donde los miedos y la razón no tenían sentido, solo eran ellos, el uno para el otro, viviendo y experimentando, nuevas emociones.
Era su mundo, reducido y placentero, que los llevaba al éxtasis total. Donde al final de cada encuentro, esperaban que el siguiente fuera pronto y mejor.
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