Donde anida la esperanza
Donde terminan las palabras vacías,
ahí empieza la esperanza del amor,
esa que a veces se vuelve esquiva
haciendo rondar los caminos sin destino.
Mientras exista un corazón,
que permita la ilusión de sentir,
siempre habrá ese amanecer
que brille en todo su esplendor.
Aunque el viento borre las sonrisas
y el sol se oculte tras nubes grises,
germinará la promesa de un cambio
que disperse las emociones, como rocío.
Sólo hace falta ese granito de felicidad,
descubriéndolo en las cosas más mínimas,
pero que a la vez ofrecen la posibilidad
inmensa para vivir.
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