Cuando se rompe la calma
Inició su mañana, con la rutina de los domingos, un poco de natación y después relax en el jacuzzi y saunas, el movimiento de gente iba disminuyendo, el silencio inundaba el ambiente e invitaba a desconectar del mundo.
Ensimismada en sus pensamientos, casi adormilada, se abre la puerta y una silueta de un cuerpo casi esculpido apareció, su corazón se sobresaltó y un suspiro salió de su boca, saludó con una voz ronca, muy varonil y se sentó a su izquierda.
El ambiente con abundante vapor no permitía ver las caras, solo imaginar las siluetas entre las sombras.
Su paz se rompió, esa voz la puso inquieta, no quería salir , necesitaba ver quien le producía semejante reacción.
No sabía que hacer, por su cabeza pasaban muchas opciones que pronto descartaba por descabelladas, sabía que no había mucho tiempo, pronto cerrarían.
Entre más pensaba su corazón se agitaba aún más, casi con la esperanza perdida, se oyeron unas voces fuera de la sauna.
Sin tiempo de pensar sus actos, se puso en pie, se dirigió hasta donde se intuía la silueta, frente a él, dijo :
- ¡Hola!
Él respondió, acto seguido cogió su cara y le beso, saliendo despavorida de la sauna, sin darle tiempo de reaccionar, mezclándose en el grupo de mujeres que estaban fuera.
Unos segundos bastaron para que se abriera la puerta, pero fue tanta su vergüenza que no tuvo valor de levantar su mirada.
Tomo sus cosas de manera más serena posible, aunque por dentro su cuerpo temblaba.
Se alejo poco a poco, sin saber quien había sido el dueño de esa voz que le cautivó tanto para atreverse a actuar de esa manera.
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