Lo que la escritura logra

A pausas avanzo a tu alma, quiero volverme indispensable, robarle segundos a tu tiempo y puedas pensar en mi. A veces impulsiva otras serena, intento seducir tus momentos, donde el destino me permite encontrarte junto a mi. A ciegas busco tus debilidades que te puedan hacer caer, entre las redes que tejen mis ansias locas de tenerte. A expensas de tus pasos crecen mis deseos, que impacientes esperan por que solo seas mío.

Rondaba en el ambiente esa llama que encendía la pasión, que ardía en las venas pero controlada por la razón. Miradas que gritaban lo que la piel sentía, haciendo de los silencios besos no dados. Al alcance de las manos una caricia que sabía a transgresión, queriendo traspasar esa línea que aceleraba el corazón. En ojos que seducen un segundo lo frenó, donde si se avanza se desata el frenesí.

¿Cómo explicar, lo que un recuerdo desencadena? azotando la razón, devastando los principios, devorando los sentidos. Una ilusión que parece real, desapareciendo el dolor, escondiendo el orgullo, desbaratando la tranquilidad. Estremeciendo un cuerpo, donde anidaron pasiones, crecieron sueños, y recogió dolor. Una historia acabada, con escasas palabras, tan escasas que no se dijeron, pero hicieron su labor.

De que sirve la libertad, si la pierdo cuando tus ojos me miran, de que me sirve los instintos, si contigo caen uno a uno. Ni el tiempo ni las olas logran derribar las pasiones, que guarda este corazón loco de amor, solo por ti. Tentaciones que crecen cuando tus labios aprisionan los míos, haciéndome caer en los laberintos que tu piel marca  en la mía. Palabras que me embrujan  seduciendo mis deseos, dejando a la deriva  historias pasadas.

Donde terminan las palabras vacías, ahí empieza la esperanza del amor, esa que a veces se vuelve esquiva haciendo rondar los caminos sin destino. Mientras exista un corazón, que permita la ilusión de sentir, siempre habrá ese amanecer que brille en todo su esplendor. Aunque el viento borre las sonrisas y el sol se oculte tras nubes grises, germinará la promesa de un cambio que disperse las emociones, como rocío. Sólo hace falta ese granito de felicidad, descubriéndolo en las cosas más mínimas, pero que a la vez ofrecen la posibilidad inmensa para vivir.

Llega ese punto donde se detienen las esperanzas, donde ya nada importa ni cambiará, solo se deambula por los momentos. Alguna sonrisa se podrá robar, pero los sobresaltos quedaron atrás y la fuerza que recorría las emociones, desaparecen. Cambios que surgen de la indiferencia, de promesas no cumplidas, de ideas vanas, que un día supieron a realidad. Sin rencores ni obligaciones se disipan las historias que se crearon bajo el manto de lo etéreo, donde  la felicidad se vuelve limitada y con caducidad.

Ha llegado el tiempo de la cordura, donde olvidar es preciso para poder evolucionar, en un mundo que cada vez se hace más frío. Las dudas y los miedos abandonados en el desván de lo prescindible, para que solo sirvan para recordar la lección de los equívocos. Dejar caer el telón sobre historias que entristecen el paisaje y no permiten ver la majestuosidad de un nuevo amanecer. Trepidar con el suave roce de la brisa, esa que se lleva los malos pensamientos y nos trae el aroma de la libertad hacia los sueños. Sin temor a avanzar, sin cargas que detengan el vuelo que tus ilusiones desean, simplemente disfrutar de un día más.

Desiertos que rodean los pensamientos, donde todo acaba por morir  sin piedad ni remordimientos. Fueron espejismo que se colaron entre los deseos, pero a pesar de creer en ellos, se esfumaron con la arena. Ningún oasis calma la sed de las aspiraciones puestas bajo un sol que candente, quemaba la razón y la piel. Entre las dunas, ahora descansa uno más, una nueva muesca que aumenta los interfectos que deja el desamor.

A ciegas descubro esa imagen que logra despertar mi interés, perfecta, inmutable, casi intocable. Secretos esconde y perdiéndose en su inmensidad se revelan, como manuscritos que llevan la marca de lo clandestino. La imaginación alza el vuelo, queriendo descifrar ese poder que logra convertir algo tan sencillo en una gran obsesión. Donde un solo roce podría conseguir, que el mundo se abriera bajo mis pies, cayendo en el éxtasis total de lo enigmático.

Deja que te vean como un dócil gorrión que vuela libre y despreocupado, aunque tengas alma de águila, lo que te permite sobrevivir. Cubre tus pasos con la certeza del oxígeno que invade tu cuerpo, aunque a veces parezca que te diluyes en lo cotidiano. Aunque a ciegas crean que navegas, suelta las amarras y déjate llevar por el océano de las nuevas experiencias. Y si pierdes la sonrisa por que el mundo giró en tu contra, reescribe tu destino y lánzate en busca de los caminos que te proporcionen tus metas. Nada es tan sencillo ni tan poco tan difícil de conseguir, todo depende del empeño que le consagres al alcance de tus sueños.

Miedo a las voces que se niegan abandonar mis pensamientos, que gritan incesantes para perderme en el abismo de los sueños ilegales. Me cautivan y seducen, como elíxir que embriaga una voluntad que tiembla en la delgada línea de la perdición, donde se acelera el corazón. Llevándome de la mano, me sumerges en el océano que se abre a mi paso, mostrándome los misterios que siempre guardará. Ahí quedo, atrapada en su inmensidad, donde veo pasar las historias que me quiere contar, que me descubren una nueva realidad.

Quiso ser la dueña de las emociones, esas que se dispersaban a su paso, creando remolinos a su alrededor cuando se conjugaban. Despegó el vuelo sin miedos, acelerando el motor de su corazón, rompiendo las reglas que le regían. Encontró los rincones, donde los tabúes caían sin pensar, dejando la libertad al alcance de las manos.  Perdida entre el deslumbrante deseo, donde los labios se mordían  y los cuerpos tiritaban, se entregó. Ahora, vive de recuerdos, deseos que arden en la memoria y cubren su piel.

Desapareces de mi mente, como un sueño que se disfrutó, pero solo es producto de la imaginación. Robas sonrisas descaradas, que demuestran lo que puedo ser entre las cubiertas de un mundo irreal. Vuelan las pasiones, esas que escondidas se disparan entre sábanas de seda y mentiras. Ojos que mienten gritando un deseo que dura un suspiro, cuando se descubren los misterios. Quedan atrás palabras vacías y sin sentido que se dicen cuando se apodera las emociones de la realidad.

Ha pasado la tormenta, esa que creó revoluciones en un cuerpo que necesitaba sentirse vivo y lo logró. Ahora, las aguas vuelven a ser serenas y tranquilas, las ansias se acaban y vuelve a ser feliz con cada amanecer. Mira hacia atrás con una sonrisa, pensando que todo queda atado en el pasado donde solo será un recuerdo en unos meses. Se termina el tiempo de libertad prohibida, solo queda ahora, la magia aprendida entre palabras sin futuro y pecados a medias. 

Sin prisas me detengo, ante las puertas de unos ojos que llaman mi atención, enigmáticos y profundos me seducen. Explorando los recovecos que me permite la distancia, me ruborizo si se cruzan las miradas y comienzo a soñar. No hay palabras, solo contemplación y el lenguaje corporal que hace erizar la piel, subiendo la temperatura. Esculpido adonis que apareces para mi, cuando mis horas se eternizan en los pasos que no me llevan a ningún sitio. ¿Cómo te podría tener? ¿Dónde acaban los sueños? ¿Cuándo se detiene mi realidad? Hasta donde llegará la imaginación y comenzará el camino hacia esos ojos que me pierden sin control.

Brotes que emergen de la necesidad de sentir que todo puede surgir, cuando las almas se encuentran en el viento. Florecen las ilusiones contenidas en la coctelera de una vida que gira y gira, hasta que se detiene en unos ojos que le llenan. Crece con las aguas cristalinas que le regalan nuevos amaneceres, donde la sonrisa se apodera de un rostro casi angelical. Tertulias con los sueños que se diseminan poco a poco en una gran ciudad, donde parece ser un simple espectador. Esperando paciente el momento oportuno, ese que le brinde una realidad.

Estoy loca, por que mi naturaleza es así. Estoy loca, por que me aventuro hacia lo prohibido. Estoy loca, por que busco sin saber que. Estoy loca, por que vuelo con mi imaginación. Estoy loca, intentando crear un sentimiento. Estoy loca, por que espero recibir en el vacío. Estoy loca, por confiar a ciegas en lo desconocido. Estoy loca, por necesitar máscaras para poder ser feliz. Puede que este loca, pero también hay un corazón que late y se estremece.

Abrí las puertas a los sueños donde me dejo llevar al infinito, para poder encontrar esa imagen que se esculpe ante mis ojos. Aparece tras la cortina que nubla mis emociones, dejando caer los tabúes que martirizan la realidad. A escondidas busco cruzar mi mirada con la suya, desnudar las almas que rondan los instintos. Amanecer libre entre algodones desiertos, describiendo las sensaciones que guardará mi piel.

Te quiero cubrir con el manto oscuro de mis pasiones escondidas, hacer que vibre tu piel con el mundo que se abre a tus pies,  con los misterios que guardan mis labios, elevarte al cielo, dónde perdemos la conciencia, de un mundo real, para perdernos en la eternidad.

Calma que precede a los instintos desatados, y un susurro traído por el viento. Destellos de desasosiego que inundan una cabeza llena de fantasías. Horas que parecen eternas, cuando se espera el momento de volver a soñar. Destinos diferentes que se unen, en la vorágine de lo prohibido e incierto. Vidas que conectan, donde se pierde la realidad. Puertas que se abren al mundo, ese que a oscuras se atraviesa. En busca de un faro, donde atracar los deseos. Así, entregados perdiendo los miedos a decir que ¡si!

Tacto suave que eleva la temperatura, moviendo las hojas en contra corriente. Tacto suave que nubla los misterios, haciendo de ellos presas fáciles del deseo. Tacto suave dueño de los sueños, donde las fantasías parecen una eterna fiesta. Tacto suave, estimulante pasión que embriaga los sentidos, creando las nuevas historias.

Límites que se traspasan, donde todo se puede perder como polvo entre los dedos liberado por el viento. Cerrar los ojos a esa posible oscuridad, que puede llegar cuando caiga el telón. Sin prisas, sin miedos entregándose al tiempo, donde vuela la imaginación y caen las ataduras. A lo lejos, el recuerdo, ese que tortura la piel, haciéndola estremecerse una vez más.

Parece que ha vuelto a caer en la tentación, que la pierde en un sin sentido que gira a su alrededor, no hizo falta mucho para volver a caer. Como ingenua florecilla abrió los pétalos, dejando el esplendor de los misterios descubiertos y ahora parecen intranscendentes circunstancias. Palabras escuetas que se mezclan con el silencio infinito que inunda la habitación, donde los recuerdos aparecen sin cesar. Momentos de rabia e ira que se mezclan con resignación que la llena de frustración, en su sin razón. Soliloquios pertinaces que abruman su cabeza, donde las explicaciones brotan de respuestas que se acumulan en el vacío. Sin buscar idilios, pero si sinceridad, donde las máscaras estaban prohibidas, donde la libertad llenaba el ambiente, donde todo se veía especial. Ahora, solo un rostro que se pierde con el velo de la indiferencia, avanzando a ciegas por los recuerdos que le torturaran hasta mañana.

Buscaba contenerte en mi mundo, poder retenerte en mis deseos, que no pudieras escapar de unos ojos que te adoran. Creé una esperanza, esa ilusión que hizo palpitar, no solo mi corazón, también la razón. Ahora el tiempo tiembla, haciéndose flemático y disparando los tormentos de los momentos. Parece que es hora de volver a la realidad, a una vida tranquila donde se muere de penas.

Bajas para rescatarme de las aguas que mueven mi vida, llevándome de lado a lado esperando resistir. Juntar nuestras almas en contra del destino, ese que nos aleja llevándonos a la complicidad. Cúbreme con tus alas que me eleven al cielo, donde por fin logremos juntar nuestros labios. Recuperemos el calor que se esfuma con la bruma de la tormenta, que ahora se aleja.