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El susurro del viento se detiene con las pausas de tu respiración, esa que entrecortada se entrega a las emociones de una piel trémula.

Convulsionan con el tacto de fina seda, que se extiende por toda tu anatomía, sentimientos que se vuelven carne.

Arrasan la cordura, intempestivos besos que ardientes se adhieren al deseo, esparcido como rocío en toda la habitación.

Sometido al salvaje instinto, que te sumerge entre delicadas nubes que cobijan ese calor que irradia el momento.

Palabras que se gritan en el silencio de una intimidad, que secreta y perfecta sucumbe cada anochecer, volviéndose un deleite.

Pactos de amor, que nos llevan a los misteriosos pasajes de un recorrido llamado pasión.

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