Cuarenta y seis

Han pasado ya cuarenta y seis primaveras y otoños, donde has recorrido el mundo con ilusión.

Sencillo, emocionante, prohibido, donde las emociones se conjugan haciendo gala de los miedos.

Dejando recuerdos por doquier de tu presencia, esa que se extiende a pesar de no tenerte.

Eres como un lejano halo de sol, que sigue calentando mis días fríos, donde las dudas me torturan.

Un destino nos presentó pero nunca nos aproximó.

Jamás existimos, pero sigues latiendo en una piel que solo imagina lo que significas así.

Alma libre que siempre voló, en sentido contrario de las agujas del reloj y nunca me encontró.
 
Pero a pesar de todo, serás la dulce fantasía que no muere ni en la distancia y ni el tiempo, intacta, inmortal.
 

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