Lo que la escritura logra

Detuvo sus pasos al borde de sus latidos, que aceleredados la empujaban a perseguir una fantasía. Sin preámbulos ni tapujos, de su boca salieron frases llenas de pasión que hacían contener la respiración. No permitía interrupción, sabía que si las había, sus fuerzas caerían y no abriría su corazón. Desahogó sus sentimientos, desnudó su alma con tal naturalidad, que al despojarse de cada frase, su corazón detenía su marcha. Su respiración agitada, alcanzó la calma, mientras sus manos temblorosas aún sujetaban con tal fuerza el respaldo de una silla. Él emocionado y aturdido por tanta información recibida, solo esbozó una sonrisa, que hizo erizar su piel. Poco a poco se acercó a ella, tomándole las manos que temerosas extendió. - Todo parece perfecto y sincero, yo lo que menos quiero es hacerte daño, así que te propongo, disfrutar cada día y ver lo que el destino nos prepara. Mi corazón contigo, pone a cero su recorrido para que lo guies sin miedo alguno. ...

Me sumergí en los sueños de tus labios, donde quiero acomodarme para sentir tu calor. Construir en tus esquemas, palabras de amor que se forjen ardientemente en tu piel. Descubrir en tu presencia, esa esencia que me haga sentir la verdadera pasión y emoción. Que nuestro santuario, se convierta en el perfecto aliado de sentimientos eternos que nos hagan crear nuevas fantasías.

Agua serena que enamora, suave brisa que me eriza. Me dejo llevar  en tu mirada, que seduce mis misterios. Penetrante espejo, que me invita atravesar los sueños cogida de tu mano. Susurro de amor que me colma, me transporta, a otra dimensión.   

Sus ojos se cerraron, dejando paso a sus lágrimas que limpiaban el dolor que le consumía. Otra vez cayó en los brazos de los miedos, que la condujeron al silencio que ensordecía su voluntad. ¿Será que no aprendo?  ¿Será mi subconsciente?  ¿Será mi destino? Preguntas que siempre le rondaban, cuando tocaba fondo en el pozo de su desesperación. Temía que algún día, fuera presa de sus instintos y acabara cediendo, abandonándose en un diván, hasta su último suspiro. No sabía como cambiar sus esquemas, esos que la envolvían en todos sus momentos, esa era la clave, pero no lo veía. Noches enteras, quebrándose la cabeza con la esperanza que el cansancio le ofreciera una luz a sus tinieblas. El fin de semana no salió, casi ni comió por estar sumergida en sus soliloquios desquiciantes, hasta que por agotamiento terminó tendida en el suelo de su habitación. Amaneció y los primeros rayos del sol se posaron en su rostro, despertó de un salto, se dir...

Se detuvo la cordura en la cima de la desesperación, increpando al mundo, por tanta desdicha. Se quitó el velo que sus ojos cubrían, harta de la indiferencia que a su alrededor crecía. Se preguntó, ¿el mundo puede cambiar? antes de que todo acabe, antes de la indolencia. Será el punto final de una humanidad, que ha perdido en el camino la sensibilidad.

Le gustaba antes de dormir, disfrutar en silencio de las estrellas, era como un rito, les pedía por sus sueños y sus expectativas. Ese día llovía, pero eso le detenía, siempre esperaba que amainara el temporal para poder contemplarlas. Fue así como le conoció, él se refugiaba bajo la cornisa de la puerta de su casa, un sobresalto al ver la silueta en las sombras. - Perdón, no pretendía asustarla. - No se apure, tras la que ha caído es normal buscar un refugio para no empaparse. Ella siguió su camino sin prestar importancia a lo sucedido. Días más tarde, al entrar en la cafetería cerca de casa, otros de sus rituales, lo vio tras el mostrador. - Hola, espero no haberla asustado mucho, la otra noche. - No se preocupe, solo fue un sobresalto. - ¿Qué le pongo? - Un café, por favor. Así pasaron las semanas, cada vez iba creciendo una amistad entre ellos. Una tarde, encontró bajo su puerta una nota que decía: "Te espero en tu lugar pre...

En su espalda las primeras gotas que le hacían erizarse y acelerar el paso, para encontrar un sitio donde refugiarse. No hubo tiempo, pronto el cielo se oscureció y las gotas se convirtieron en un diluvio, que caló hasta los huesos. Muchas opciones no tenía, así que siguió con sus pasos empapados, hasta lograr encontrar un café donde calentarse. Cuando entró, el camarero desde la barra dijo: - ¡Mal día para un paseo!  - Parece que si. - Ande, acerquese que le daré un café y una toalla. - ¡Muchas gracias! Había poca gente en el café, pronto se percató en un chico sentado al fondo frente a la ventana, que le observaba y al haber contacto retiraba la mirada. Tomó el café sentada en la barra, mientras el camarero le contaba historias. Pero sentía las miradas incisivas en su espalda, hasta al punto hacerla estremecer. No veía la hora de salir de ese sitio, que le estaba incomodando. Pasaron unas horas y comenzaron a salir unos tímidos rayos d...

En un segundo todo se detuvo ... sabía que volvía a perder, cuando al caer el sol, el silencio me invadió. Tan frágil es todo, un pequeño detalle bastó, para darme cuenta que todo terminó. Difícil olvidar, pero jamás imposible, limpio mi alma con lágrimas de despedida. El día termina, alzo mis fuerzas, y junto al alba mi nuevo camino busco.

Despertó agitada, sintiendo el latir de su corazón, que intentaba salir de su pecho y un fuego que calcinaba sus venas.  Se dirigió hacia a la ducha y tras notar las gotas en su cuerpo, pareció que la ansiedad iba disminuyendo. Salió hacia el trabajo, la misma rutina de todos los días, nada era especial. En los ratos libres de su trabajo, la asaltaba la duda de ¿por qué? se había despertado de esa manera, pero duraba unos segundo y vuelta al trabajo, donde desaparecía la incesante pregunta. Tras una jornada bastante ajetreada, recogió sus cosas y se dispuso a salir, deseaba llegar a casa , empezaba a dolerle la cabeza. Justo, cuando bajaba, comenzó a llover torrencialmente y no tuvo más remedio que refugiarse en la cafetería, esperando que no tardase mucho para coger el próximo tren a casa. Parecía que comenzaba a ceder el agua, se apresuró a salir y poder llegar a la estación. Cuando entró, comenzó a sentir la misma ansiedad que al despertarse, su cora...

Quiero contar tu historia, esa que me hace sonreír de la que no quieres hablar, sólo quieres sentir. La que habla de esperanza, una luz en el camino que te permite salir, de penumbras existenciales.  Donde es manifiesto que quien quiere, puede, donde la razón, siempre triunfa ante la confusión. Que seas el apólogo de vidas sin rumbo, que seas el mecenas donde el optimismo nazca.  

Su mirada se pierde en la ventana, la que le muestra un mundo ese que la recibe con los brazos abiertos, pero ella se niega a pertenecer. Decide sus días entre cuatro paredes, la que la cobijan de sus miedos, por que ha resuelto no sentir, el abandono del paso de los años. Cree que el viento le recordara, que hace mucho no disfruta, que sentir el sol en su rostro, invocará los inviernos eternos. Lo que no quiere saber, es que a pesar de su hermetismo, sus miedos no acaban con su sentir,  por que añora cada mañana descubrir. 

Bajo las nubes de la indiferencia crece tímidamente un sentimiento, ese que se nutre de agua salada, derramada por corazones rotos. Se niega a morir en el olvido como un destino inacabado, al que se teme descubrir para no sufrir.   Pero, es que necios intentamos contener con nuestras fuerzas lo que no es para nosotros, y al final la realidad llega. El amor es un sentimiento libre, a veces no es perfecto, por que amamos a quien no debemos o no nos corresponde.  Y a pesar de ello, no te emociona a caso ¿una sonrisa? ¿una mirada?, eso que te haga sentir vivo, que existes. No fuerces sentimientos, que ellos como un río salvaje, buscarán su cauce y si no eres tú, seguirán su camino. Disfruta las emociones, descubre día a día, dejate sorprender por la vida y aprende de ella y sus bellezas. Los momentos de felicidad se pueden volver efímeros, si divagamos por las ramas intentando tocar el cielo con nuestras manos.

¿De qué sirven los abrazos? si se rompen sin compasión, cuando una gélida piel los  recibe sin amor. ¿Dónde llegaran las esperanzas? si chocan contra la indiferencia, de unos ojos perdidos a pesar de las ilusiones. ¿Qué esperar del tiempo? si se vuelve en mi contra, con cada segundo perdido en tus labios de hiel. ¡No pretendas de mí! pleitesía de la situación, que mi corazón emigra lejos de ti.   

La desidia envuelve mi vida a pesar de luchar contra ella, nubla mis sueños y se lleva mis esperanzas.  Intento buscar ese resquicio que me permita escapar, de este  martirio que se vuelve una realidad. Seguir una luz que me aleje de sus manos absorbentes, que me arranquen de su narcótico efecto. Cada día la lucha que termina siempre igual, entregada a ella sin voluntad alguna.

A pesar de la tormenta han sobrevivido mis sueños, esos que se arraigan tan fuerte  que no permiten que los devoren. Solo queda reconstruir sobre los escombros del miedo, una nueva cosecha de esperanzas que los haga resurgir. Una semilla fértil siempre germina, cuidándola con amor y creyendo en ella. Malos tiempos no faltarán, lo importante es luchar para que tus sueños, se hagan una realidad.

Si observas más allá de los defectos,  encontrarás. Si alejas los prejuicios, descubrirás. Si cierras tus ojos, y abres tu alma. Si cierras tus labios, y escuchas. Si dejas a tu corazón, que te lleve a la razón. Si dejas a tu piel, que vibre con la emoción. Si sonríes, siendo yo el motivo. Las llaves de mi ser serán para ti.   

Tiembla el cielo, cuando se despejan los miedos que mi corazón guarda, sin control. Se libran batallas, que me acercan más a ti, donde las fantasías son sueños y los sueños realidad. Escribo en el viento palabras que hablen de amor, que al rozar tu piel te impregnen de mí. Y cuando al fin, notes mi presencia, vengas a mí en busca de todo el amor que guardo para ti.

He abierto las puertas de la seducción, para que tus ansias crezcan por mi. Descubrir la lujuria en esos ojos de miel, que emocionan mis hormonas. Crea el misterios entre tus palabras y mi sonrisa, donde se conjuguen en un complot.  Ver hasta donde los instintos, nos inviten a viajar. Horas que se vuelven segundos, y la concurrencia un incordio. Pero la emoción se agolpa, en cada palabra y sus silencios. Todo desata los instintos, pero la razón los controla. Un juego donde el que cae pierde, pues las barreras siempre existen.  

Resquicios de amor caen sin piedad, ante los ojos  de mi incredulidad. El silencio se apodera de los latidos de un corazón, que agoniza en la víspera de un nuevo albor. Mientras las heridas convulsionan, impregnadas de salinas aguas purifican su conmoción. Otra vez el silencio hace mella en el espacio, donde habitaban las sonrisas y la razón. 

Creas una historia que parece perfecta, intentando negar una realidad que agazapada ronda los silencios. Disfrutas hasta que te das cuenta, que la perfección no existe y las mentiras tienen cabida en tu mundo de color. Confrontas tus miedos, pero no estás preparado para oír de sus labios, palabras que se clavan en tu corazón. Entonces, ¿qué te queda? recoger tu orgullo, meterlo en el equipaje y dejar todo atrás. Pero junto a él, viajará contigo el dolor de haber sido herido sin piedad. Alejarte,  es una opción, no la solución, para mientras rehaces los trocitos. Tomes la decisión que tomes, debes tener convicción, para no sufrir. Ni por lo que te hicieron ni por lo que dejas atrás.  

Cuenta la historia que perdió su corazón al enamorarse de él, aunque era un buen hombre nunca la amó. Ella rondaba sus pasos por la noche, asechando los recuerdos y creando sus propios relatos. Subsistía con fantasías que le empujaban a conseguir su "Santo Grial", pero cada día llegaba derrotada por no conseguir su hazaña. Pero el siguiente día lo volvía a intentar con mayor intensidad. Nadie imaginaba que lo que decía era irreal, hablaba con tanta vehemencia de ese amor  que no lo ponían en tela de juicio. Aunque solo sabían de él por sus comentarios, no lo habían visto nunca ... o quién sabe, Lea no mencionaba su nombre jamás, ni daba detalles. Cuando hablaba de él, su cara se iluminaba, ver que le escribía era un sueño hecho realidad, eso no era ficticio, sus sentimientos eran puros y sinceros, le amaba con todo su ser. Los días se volvían eternos esperando encontrar sus palabras y caricias. Pero a pesar de su ahínco jamás lo tendría, no como ...

Llega el momento de la pasión, cuando tus manos se esparcen como rocío en mi piel. Vibran los acordes del amor, si tus labios recorren los enigmas de mi ser. Despacio se insinúan, las historias que tus caricias describirán. Me elevan al infinito, palabras que suenan a una declaración. Se junta el cielo y la tierra, embistiendo un cuerpo que se deja llevar. Rompen las olas, en un alma que se prohibía amar. Y al final, en una recóndita gruta, empieza a florecer la lujuria hasta al amanecer.