La historia de tus ojos IV

Meg se había quedado el fin de semana con Sam , para ayudarle a poner en orden la casa.

El lunes por la mañana, después de desayunar, se dirigieron a la oficina bancaria e hicieron el depósito que lo liberaba de su deuda.

- No sabes lo que te agradezco este gesto, no lo olvidaré mientras viva.

- Ahora, debes centrarte en tus proyectos y volver hacer el mismo chico de siempre

- Si, eso haré, para pagarte pronto

- Cuando menos lo pienses, ya habrás saldado la cuenta, ya lo verás

- Te parece bien, que vayamos a cenar esta noche

- Perfecto

- Pasaré por ti, sobre las 9

- Estaré esperando

- Me marcho a casa a terminar y llamar a la oficina

- Nos veremos por la noche

Sam, llegó muy puntual a recogerla.

- Estas impresionante

- Gracias, tú tampoco estas nada mal

Fueron a un restaurante en el centro, que les traía muchos recuerdos, a parte de comer bien, se podía bailar.

Estaban pasando una noche genial, se encontraron amigos en común y la cena se convirtió casi en una fiesta, las copas iban y venían.

Meg, no solía beber mucho, así que para evitar que se le subiera el alcohol bailó toda la noche, mientras tanto Sam, parecía tan liberado, que no se dio cuenta de lo mucho que estaba bebiendo.

Ya casi eran las tres de la mañana, cuando Meg le dijo que sería mejor que se fueran a casa.

Se quedaron en casa de Meg y cuando le acompañó a la habitación y lo tumbó, él preguntó:

- ¿Meg, por que nunca nos hemos enrollado?

- Vaya pregunta

- Responde

- Pues supongo, por que siempre nos hemos visto como amigos

- Será por eso ... eres una gran persona

- Acuéstate, mañana estarás mejor

- Se incorporó en la cama, acarició sus cabellos, sabes eres muy guapa y no sé por que sigues sola

- Bueno ... te parece si lo hablamos mañana, por que si no esto se alargará

- Quédate aquí conmigo

- Bueno, hasta a un lado

Se tumbaron y pronto se quedaron dormidos

Meg se levantó y Sam ya no estaba en la cama. Bajó a la cocina y él estaba ahí.

- Hola dormilona, ¿cómo estas?

- Me duele todo, hace mucho que no trasnochaba y bailaba tanto

- Te he preparado el desayuno

- No te hubieras molestado

- Ninguna ... y no creas que no me acuerdo de la conversación de anoche

- Vaya, yo pensaba que si

- No te escapas tan facilmente ... no trabajas hoy?

- Estoy de vacaciones desde el viernes

- Pues tienes tiempo

- No hay mucho que decir, sigo estando sin pareja, por que la libertad de ir y venir es muy satisfactoria, tengo amigos y con ello no siento la necesidad de tener a alguien "formal" por decirlo así

-Ummm

- O te referías a por que nunca hemos tenido algo

- También, te lo has planteado alguna vez

-  Y ¿tú?

- Alguna vez

- Yo también, pero creo que nuestros tempos nunca han estado en sintonía, cuando me interesabas yo no a ti y viceversa

- Puede que si... Mira me voy a la oficina te llamo y hablamos

- Perfecto

La llamó por la noche para contarle que le habían dado un nuevo proyecto y estaría fuera unas semanas.

Meg pensó que es mejor así, lo de remover sentimientos del pasado, ahora no venía bien, por la situación de ambos.

Pasaron las semanas y ambos habían vuelto a su vida normal, todo parecía un mal sueño que ya estaba casi olvidado.

Los meses fueron avanzando y las visitas eran cada vez menos frecuentes, por los horarios que llevaban y los viajes de negocios.

Ya habían pasado casi diez meses, ella estaba a punto de salir, cuando sonó el teléfono.

- Hola, desconocida!

- Sam, que alegría, donde paras

- Pues llego este fin de semana y como es navidad, quería saber si la podemos pasar juntos, si no tienes planes

- Ya sabes, nunca tengo planes para esas fechas

- Perfecto, además te tengo un regalo y una sorpresa

- Que malo eres, ya sabes que me dejas con la curiosidad

- Hasta la noche, preciosa

- Perfecto

Ese día se le hizo eterno a Meg, pensando en la sorpresa.

Cenaron en casa de él.

- Vaya , si que le has modificado

- Ya tenías mucho de no venir por aquí

- Pasa la cena esta lista

- Sigues, siendo un  gran cocinero, se ve riquísimo

Tras la cena, se sentaron frente a la ventana, mientras tomaban vino y una sutil melodía se escuchaba al fondo.

- ¿Cuál es la sorpresa?

- No seas impaciente, primero el regalo

- En ese caso, toma el mío

- Veamos, dijo desenvolviéndolo ... Meg no te hubieras molestado, era un hermoso reloj y una pluma grabada con su nombre

- Ya sabes que para ti lo mejor

- Se acercó y le dio un beso, mientras le entregaba el suyo

- No pesa nada ... que será... al abrirlo era un sobre y al sacarlo era un cheque por 25.000€ , ¿qué es esto?

- Te dije que te lo iba a pagar, todo este tiempo no he parado hasta lograr conseguirlo y poder entregártelo todo

- No tenías por que, no importaba que te tardaras treinta años

- Para mí si era importante, sobre todo si quería darte la sorpresa, sacó otro sobre y se lo entregó

- ¿Qué es?

- Cuando lo abras lo sabrás

Meg abrió el sobre y eran dos boletos para irse de vacaciones a las Islas Mauricio para dos personas.

- ¿Y esto? no entiendo

- Meg, dijo poniendo tono serio, estos meses me han servido para darme cuenta lo especial que siempre has sido  en mi vida y aquél día cuando te pregunté por que nunca habíamos tenido nada, al darme cuenta, me puse a pensar que debía saldar mi cuenta y esperar que nuestros tempos por fin estuvieran en sintonía.

- Sam, su voz se quebraba . Yo estos meses no he parado de pensar en ti, viéndote de otra manera y tu ausencia me mataba.

-Entonces, nos vamos

- Contigo a la eternidad, dijo mientras sus labios se aferraban a él.

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