Abstraída

Susurrándole a la luna

se le veía siempre,

le contaba secretos

le pedía sueños.


Bajaba cada noche

aunque escondida

estuviera,

necesitaba liberarse.


Tras horas perdida en ella

volvía con la cara fría

y el corazón contento,

se sentía mejor.


Lo que no sospechaba,

es que no era real ...

era un dibujo en el desván,

donde le permitían bajar.

 


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