En manos del destino
Todo parece perfecto ...
¡hasta que deja de serlo!
Sin darte cuenta,
cruzas el umbral,
donde purpurinas y color
te esperan al llegar.
Avanzas,
al inicio pasos inseguros,
poco a poco se vuelven seguros
y es así, como te pierdes.
Inundada, avasallada
sin cuenta darte,
vas directo
a lo que será tu maldición.
Ciega, sin razón
te dejas guiar
por el corazón,
que te lleva a la ilusión.
Lo palpas, lo notas
te entregas sin condición,
dejando que el tiempo
se haga cargo de tu destino.
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