Deseos ilícitos

Se han vuelto marionetas
entre las redes del deseo,
principios que acaban
cuando se cierran los ojos.

Perdidos en el océano
que te embriaga,
cautivos en la inmensidad
de olas que enloquecen.

El tiempo no existe,
es simple expectador
de un cuerpo que desata
sus alas y empieza a volar. 

Simulacros de estabilidad
que invitan a pecar,
cuando el roce de los labios
se hace esperar.

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