Imperfecto sentimiento
Creía cerrada su historia, que solo era una sombra en el salón de su corazón, incapaz de causarle tristeza, pero se equivocaba, había algo que hacía remover las cenizas haciendo que una sutil llama reapareciera.
Se preguntaba su alguna vez iba hacer capaz de cerrar ese círculo sin sentido, un bucle que envolvía sus sentidos y la perdía.
Kayla y su grupo de amigas quedaban cada viernes para ir a bailar tras una cena entretenida de chismes y novedades, la pasaban muy bien.
Este vez fueron a un pub que recientemente habían abierto, sus amigas ya habían estado y hablaban maravilla.
Realmente lo que le habían dicho, era cierto, un sitio diferente, la música era estupenda para dar rienda suelta a sus bailes interminables.
En ello estaban, cuando de pronto le dicen:
- Mira, ese el dueño, él que está detrás de ti.
Se giró y sorpresa.
- Kilian, gritó.
- Kayla, que sorpresa
- Si mucho, pensé que estabas fuera.
- Lo estuve, pero volví para montar esto y no me va mal.
- Eso veo.
Sus amigas le cogían del brazo ... Te presentó a mis amigas Lea, Anne, Nina.
- ¡Hola guapas!, la casa les invita a una ronda
- No hace falta
Claro que si, gritaron sus amigas, no seas descortés.
- Sus palabras son una orden, dijo Kilian
Se retiró hacia la barra, mientras ellas rodearon a Kayla atosigándola con muchas preguntas.
- Solo les puedo decir, que fue una historia rara, el final es una espiral de palabras que no nos llevan a nada... Ahora callense que se acerca.
- Bueno chicas, aquí tienen sus copas... ¿Me permites este baile Kayla?
Sus amigas le empujaban.
- Vamos, así dejo a estas locas un rato.
Un baile se convirtió en casi la mitad de la velada, sus amigas se reían desde lo lejos viéndolos.
- Me ha encantado volver a verte, pero debo subir arreglar unas cosas, espero se repita.
- Yo también me alegro e intentaremos seguir en contacto.
Se reunió con sus amigas que quisieron seguir interrogándola, pero se rehusó a contestar más preguntas.
Siguieron con su fiesta particular, pero en Kayla comenzaron a bombardearla recuerdos que hicieron acelerar su respiración.
Disculpándose, se dirigió al baño para refrescarse un poco y cuando regresaba, alguien salió de una oficina cercana y pudo ver en su interior a Kilian hablando por teléfono.
Sus pasos la llevaron a entrar en la oficina, en el justo momento en que colgaba el teléfono. Se volvió hacia ella, sus miradas dijeron todo y sus labios se unieron.
Otra vez, como imanes sus cuerpos se atraían, dejándose guiar por caricias que creían muertas en la piel, besos que que resucitaban todos los instantes que estuvieron juntos, descubriéndose sin pudor.
Conjugaron su alma, como años atrás, dejando que la pasión hablara por ellos, que los empujara al abismo del deseo y lujuria, donde se complementaban.
Sus manos descubriendo nuevos caminos que la llevaran al cielo, cortando su respiración y alejando sus miedos.
Los movimientos de su pelvis contra ella, descargaban electricidad que recorría todo su cuerpo, revolucionando sus hormonas con ganas de más. Clavaba sus uñas en su espalda, quería tatuarse en su piel para no separarse de él.
Notó en su interior algo que la desbordaba y al unísono, un grito que terminó con sus labios juntos.
Tras unos minutos, se arreglaron un poco y ella salió.
De regreso a la pista pensaba que algo surgió esa noche que la llevó de la mano hasta ese punto una vez más, ese círculo que nunca se cierra.
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