Reviviendo una historia

Intrigada le esperaba, llevaban más de dos años sin hablar ni verse.

Sentada cerca de la ventana y junto a su taza humeante de café, su cabeza comenzó a rememorar toda esa historia.

El que se conocieran, fue el destino el encargado, moviendo las piezas oportunas para que ellos coincideran en el mismo espacio, de eso seis años atrás.

Como todos los incios, una relación con muchos límites, que a medida iban superando los meses se fue haciendo mas estrecha, hasta parecer que se conocían de toda la vida, era una fiesta cada tiempo muerto, no había cabida para el aburrimiento y su buen rollo era contagiado al resto.

Pero como todo lo bueno se acaba, tras tres años juntos, a ella le quedaba unos meses  para irse a un nuevo destino.  

Ese inicio de año prometía ser distinto, un cambio radical para afrontar con ánimo las sorpresas que podían venir.

Una tarde, tras un descanso, hablando de todo un poco, él se acercó a ella e intentó besarla.

- ¿Qué haces?, dijo retrocediendo

- ¡Es un impulso!

- Sabes, que no sería correcto ... no puede ser.

Su conversación se vió interrumpida y luego evitaron hablar de lo ocurrido.

Los días posteriores, fueron muy incómodos, él estaba irascible, ella no entendía por que tenía que estar así. Poco a poco, volvió la calma y parecía que todo sería como antes.

Ya había pasado muchos días, desde el incidente, volvieron a coincidir y hablando de muchas cosas, ella le contó cosas que solo pocas personas que le conocen lo sabían, un tormentoso pasado que siempre que lo recordaba, quebrantaba su voz.

Tuvo que quedarse callada, por que las lágrimas comenzaron a deslizarse por sus mejillas. Era vulnerable, su corazón estaba acongojado.

Él se acercó, cogió su cara y le besó.

Ella respondió a ese beso, sin pensar, solo dejándose llevar por la tranquilidad que le transmitía.

Ese tarde, los besos se repartieron por los pasillos solitarios que guardarían su secreto.

Al día siguiente, Alina, pensaba que eso no volvería a pasar, que había sido producto de su momento de vulnerabilidad y nada más. Pero para Denis,  no parecía eso, ya que al llegar se acercó a ella dándole un beso.

Se fue haciendo costrumbre los besos robados, Alina era incapaz de parar eso, no podía.

Denis le propuso pasar la tarde juntos y tras salir del trabajo, comieron y terminaron metidos en la cama.

Una nueva perspectiva de su amistad se abría, sus almas se habían juntado por motivos distintos, no era sexo, pues en lo efímero de su "relación", si se puede llamar así, solo estuvieron juntos tres veces, no más. No era dinero tampoco, que quedaba ¿almas solitarias?, almas que brindaban un poco de felicidad, fortaleciendo las cualidades, acompañadas de besos furtivos y caricias que los elevaban al cielo.

Alina sentía que no podía herir sus sentimientos, que no tuvo que dejar atrás sus reglas, para no verse envuelta en eso.

Le ayudaba el pensar que en un par de meses, todo eso quedaría atrás, aunque Denis seguía pensando en un futuro compartiendo momentos. Alina , solo callaba.

Pero como esto no podía funcionar simplemente por que si, aunque quisieran. Llegó el momento en que Alina tenía que irse y con ello terminaba lo que nunca debió empezar, ella se marchaba quitándose un peso de encima, tenía pensado darle largas a todo, hasta que eso muriera.

Y cuando ya se había alejado de su vida, su pequeño desliz salió a la luz, con una cadena de efectos secundarios, que los llevaron a no poder hablar ni verse.

Alina, sufrió la perdida de su amigo, él que llegó a conocerla, él que le proporcionaba perspectivas distintas de la vida. Se sintió culpable por lo sucedido, no sabía que hacer ni que decir. Después de un tiempo vino la rabia, culpándole de haber sido el desencadenante de esa situación. Y por fin, la resignación, de afrontar lo que viniese.

Denis perdió su sonrisa, su traquilidad y estabilidad, se vió empujado a cargar con el peso de sus decisiones y sus errores, viviendo algo similar que un infierno, hasta que las aguas habían vuelto a su cauce aunque aún agitadas.

Dió un fuerte suspiro, justo en el momento que Denis le saludaba desde la ventana.


                               



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