Cuando me pierden las fantasías
Me siento frente a la ventana, las horas pasan sin darme cuenta hasta el anochecer, mi mente se despeja y con ello crea historias entre realidad y ficción que me hacen vivir.
El reflejo de la luna, brilla en los ventanales de las casas vecinas y parece que el cielo se convierte más cercano a mi mano.
De pronto, aparece una figura mezclada entre esos reflejos que sobresalta mi piel, sereno se mueve a oscuras, su torso desnudo parece esculpido con tal perfección que roba el aliento.
No se percata de mi indiscreta mirada que obsesiva sigue sus pasos, hasta que desaparece tras una puerta.
En mi mente se agolpan preguntas y confabulaciones para tratar de descubrir algo más.
Al día siguiente, impaciente espero a que vuelva aparecer ante mis ojos escultural monumento y de alguna manera saber si mis manos lo pueden tocar.
Pero no se presenta a este cita que ignora, ni en los días sucesivos ...
Pasadas unas semanas, cuando la esperanza ya perdía , vi su figura entre los reflejos, mi corazón un vuelco dio y un suspiró escapó.
Petrificaba y con lágrimas en los ojos embelesada lo contemplé, hasta que desapareció tras la puerta.
Mi corazón agitado como un potro desbocado quería gritar, mi cabeza no entendía por que podía estar así, por alguien que ni siquiera sabía que existía.
Pero los caprichos de los sentimientos son así, inexplicables e insensatos, que crean su propia historia para ser felices.
El día siguiente, sin muchas ilusiones esperaba paciente y cuando ya entrada la noche me disponía a ir a dormir, me levanté y encendí la luz, en ese instante él apareció, yo temblando le miraba, pero mi mejor aliada la oscuridad no estaba conmigo, él se volvió me sonrió y levantó su mano.
Torpemente, esbocé una sonrisa e intenté hacer un gesto que le hiciera quedarse frente a mí.
Un relámpago preámbulo de tormenta cruzó el cielo, luego el ruido del rayo me sobresaltó ... dándome cuenta, que una vez más, me perdía en mis fantasías.
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