martes, 3 de febrero de 2015

Aliviar mi dolor

Siempre he sido muy caprichosa en cuanto a hombres se trata, ¿cómo así? pues bueno, los dividía en grupos:

para verlos,
para hablar,
para coquetear,
para tenerlos entre mis brazos,
para satisfacer todo en mi

Luego de obtener mi deseo según el grupo en que los tenía, mi deseo se veía satisfecho y se acababa el embrujo.

Yo tenía una serie de reglas, para los tipos que conocía, para no perder la objetividad ni mi dignidad.

Cuando le conocí, un nuevo mundo se abrió ante mis ojos, no por que fuera el hombre ideal ni el mejor del mundo, por el contrario, es el tipo de hombre que quieres tener lejos para que no lastime tu corazón.

Entablamos una gran amistad, nos contábamos sin reparo muchas cosas, sus problemas maritales, sus novias, y en mis momentos "existenciales", entiéndase depresiones, siempre me levantaba el ánimo.

Entre todos nuestros temas, el que me encantaba hablar con él, era de sexo, sus aventuras, sus fantasías, y sobre todo disfrutaba coqueteándole, eso subía mi autoestima hasta las nubes.

Al principio, todo era un juego, pero luego de unos meses todo cambió.

Un día lo reté a que me besara y por supuesto lo hizo, eso era el primer paso para lograr mi objetivo; después cada encuentro eran besos y caricias que no pasaban de ahí, disfrutaba mucho de su paciencia, aunque sabía muy bien que es lo que buscaba, que al final era lo mismo que yo, al iniciar este nuevo reto.

Sus caricias eran tiernas, dulces, todo se completaba, y por ese tiempo llegó hacer el hombre ideal, disfrutábamos juntos, nos reíamos y no nos unía nada, era la relación ideal para mí.

El día menos pensado nos compenetramos hasta el éxtasis, donde nuestros cuerpos desnudos obraron magia y nos perdimos en el infinito.

Momentos como este se fueron repitiendo muchas veces más, pero lo que había comenzado como un juego, iniciaba a crear sentimientos para ambos, todo estaba bien, lo sabíamos pero no lo decíamos, simplemente disfrutábamos los momentos juntos, así pasamos un par de años, hasta que la magia terminó, una sola cosa bastó para saber que lo que había entre nosotros ya era pasado, una simple llamada lo dijo todo.

Muchas veces le pregunté y todas lo negó, no iba a batirme en duelo por un hombre, ¿para qué? si ya te han encontrado sustituta, da la media vuelta y nuevos horizontes se abrirán, una buena filosofía!

Sé que a su hora llegará el castigo divino, pero me encanta ser yo la que lo infrinja, así que busqué la mejor forma de hacerle sentir aunque sea en una mínima parte lo que yo sentí, tocar su vanidad, al buscar a alguien de su entorno y se enterara que mis labios habían sido catados por ellos, ya que los consideraba menos que él.

No me bastó esto, así que cuando su "amiguita" estaba con él, yo le hacía mil caricias para disfrutar de la cara que se le ponía a ella y no me podía decir nada, pues lo de ellos en teoría "no existía".

¿Me dolió? no puedo decir que no, pero no tanto por que no tuve que recurrir a mi método persuasivo cuando me rompían el corazón, una tarde bastó para llorar y desahogar y jamás volver a llorar por él, ese libro se cerró ese mismo día y pasó al baúl del recuerdo.

Siempre que puedo, le hago insinuaciones para ver su reacción, pero de ahí no pasan, ni pasaran. Y ella sigue sintiendo celos de mí, cada vez que me ve a su lado.




No hay comentarios:

Publicar un comentario

Nostalgia

Soledad  que a veces llegas cuando menos  te espero todo parece gris, no faltas a esa cita y me hundes  en la desesperanza de querer escapar...