Un día mágico
A veces los astros se alinean y despejan los caminos, permitiendo que nos podramos encontrar.
Todo empieza con labios sinceros y libres, que se posan sobre otros ansiosos de su almíbar, haciendo que un café sepa a mucho más.
Da paso a cinco minutos que parecen no avanzar, cuando las caricias se hacen presentes y las ropas caen.
Entregados, disfrutando cada roce de la piel, candentes fantasías se hacen presentes estimulando cada centímetro.
Rostros desencajados, sometidos a la ocasión, donde el corazón late sin control en esa pasión.
Nada importa, el mundo se detiene a nuestro antojo, mientras nos transformamos en un solo ser.
Convulsionan nuestros cimientos, explotando al unisono, bajo ese ritmo que marca la calma.
Besos que devuelven la quietud a los antojos reprimidos días atrás, volviendo a la complicidad de que vuelva a pasar.
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