El chico de la habitación 209

Como cuchillos cortando sus mejillas, el frío invierno se apoderaba de la fragilidad de su ser, esa que la empujaba  a  la conveniencia de los demás.

Sencilla y solícita para quien lo necesitara, sin pensar en ella nunca jamás, pasaban sus días en ese lugar.

Algo la retenía en contra de su voluntad, cosa que ni ella lo sabía, pero se sentía segura aunque con la idea de que algo faltaba.

Nada cambiaba y los días pasaban, crecía en su interior un vacío que nada llenaba a pesar de las sonrisas y demás.

Una mañana decidió armar su maleta y encontrar ese algo que palpitaba en su corazón, pero como era costumbre, alguien le solicitó su ayuda y no pudo negarse y al cruzar el umbral de la puerta ... un escalofrío recorrió su espina dorsal.

- Mira, éste es mi primo que se quedará unos días en la habitación 209, yo me voy de viaje, me gustaría que le mostraras la ciudad hasta que se adapte.

- Bueno prima, eso será si ella tiene tiempo, no como una imposición.

Los ojos de Adele se abrieron por completo, era la primera vez que alguien le preguntaba y no le imponía algo.

- No te preocupes primo, a ella no le importará ...

- Pero deja que responda, no te adelantes ... Yo soy Marcos, te importaría hacerme ese favor!

- Mucho gusto, yo soy Adele ... no, no te preocupes yo también estoy de vacaciones y no me importará acompañarte a los sitios.

- Ves primo, te dije que era un encanto....

- Ok, así quedamos entonces, deja que me instale y luego podemos ir a dar el primer recorrido.

- Muy bien, yo estoy frente a tu habitación, me avisas entonces.

No eran ni las 6 cuando salieron de la Posada y se dirigieron a los sitios más emblemáticos de la ciudad, entre ellos risas y bromas como si se conocieran de siempre.

Empezaba a caer la noche y decidieron comer algo cerca de la posada.

- Cuéntame Adele, tu que haces por aquí?

- No mucho la verdad, trabajo en una oficina a medio tiempo de recepcionista que me da lo suficiente para vivir y además dedicarme a mis cosas. Y tú?

- Pues, estaba aburrido del mismo sitio y los problemas con una ex termino de darme el empujón de salir de ahí.

- Verás que aquí estarás bien y pronto conseguirás un trabajo.

- Si, trabajo ya encontré un amigo me puso en contacto y empiezo el lunes.

- Pues, a celebrar este fin!! 

Llegaron a la Posada pasada la media noche.

- Gracias por enseñarme la ciudad, espero que esto se repita.

- Sin duda, que pases buenas noches.

Ya en su habitación Adele, desarmaba su maleta por que el vacío en su interior  había desaparecido y ese chico de la habitación 209 le había devuelto a la vida sin saberlo.










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