Cuerpo de mujer
Dana era una chica muy reservada, alegre y sabía pasarla bien, trabajada en una oficina de un pequeño despacho de abogados.
Todos los viernes era noche de chicas y esta vez tocaba en su casa, Bea era la más antigua de la oficina, Liz la más sencilla, Jade era la rubia despampanante que levantaba pasiones allá donde iba.
A las 8:30 pm estaban todas reunidas, comiendo, bebiendo y las típicas confesiones post alcohol, había sido una noche muy tranquila y a las 11 Liz y Bea que vivían muy cerca se fueron, Jade aún tenía ganas de marcha, así que siguieron tomando y bailando.
Entre risas y el alcohol, fueron pasando las horas.
- Has tenido alguna experiencia lésbica, preguntó Jade.
- Por supuesto que no! y tú?
- Tampoco, te imaginas una experiencia así, los diferente que es y lo que puedes sentir, yo conocí una amiga que me contaba sus aventuras con una su novia, parecían escenas salidas de una película porno, yo más creo que primero las veía y luego las recreaban juntas.
- Si, debo confesar con alguna de esas películas si se me mueven alguna vez las hormonas, sobre todo cuando salen escenas con mujeres como ..... bueno nada.....
- ¿Qué pasa? preguntó Jade, por que no sigues...
- No quiero que pienses mal, creo que es el alcohol el que hace sus estragos ya,
- Vamos, dilo sin reparo, que lo que se diga y haga aquí no saldrá de ninguna, es una promesa, para que veas que hablo en serio yo te contaré algo y luego me dices lo que callas.
- Esta bien, respondió Dana.
Cuando yo andaba con Leo, siempre me pedía lo mismo un trío, por supuesto entre dos chicas y él, luego de tanto insistir accedí, comenzamos a buscar a posibles candidatas y me decidí por una, pero a la hora de la verdad, al tenerla desnuda frente a mi, me eché para atrás y me fui....
Ahora te toca a tí.... dime lo que callaste..
Espera que esto sin un trago más, no lo podré decir, dio un sorbo de su vaso y hasta que lo terminó, dijo:
Lo que quería decir es: que con alguna mujer se me mueve las hormonas al ver esas películas, y el tipo de mujer es aquella que se parece a ti ....
- Y era eso lo que te daba pena decir?
- Pues si, exclamó
Jade soltó una tremenda carcajada ....
- En serio que mujeres como yo te pueden mover las hormonas?
- Si, como no hacerlo, si tienes lo que yo no, esos pechos enormes, curvas exuberantes, trasero redondeado, cinturita de avispa y largas piernas torneadas..... vamos, que tu sabes lo que tienes
- Si pero, eso no hace que los hombres se queden conmigo, solo buscan sexo y luego adiós!
Jade se incorporó, comenzó a desnudarse y dijo:
"todo esto solo es para obtener placer y no para conseguir el amor", y no por que yo no lo quiera, sino por que siempre me equivoco con los chicos que escojo; casi no terminó la frase por que se le hizo un nudo en la garganta.
Dana se levantó y le dijo: no te apures, ya encontrarás alguien que te valore por lo que eres y no por lo que tienes.
Al abrazarla, al tener su cuerpo desnudo en sus brazos, Dana sintió un cosquilleo que recorrió todo su cuerpo, se miraron fijamente y se besaron, rozaban sus cuerpos, sus manos se perdían en caricias largas y vibrantes.
Jade comenzó a desnudarla, tocaba sus pechos de una manera celestial, se tumbaron en el suelo, y entrelazadas sus piernas eran una continuación de sus manos.
Jade poco a poco llegó hasta sus pechos donde se deleitaba, mientras sus manos delineaban su figura, fue bajando hasta su cintura, su ombligo, hasta llegar al monte de los misterios, lo olía, tal flor se tratase, lo rozaba con su lengua, lo besaba, comenzó por el exterior derecho, luego al llegar a la línea media, busco el exterior izquierdo, Dana se retorcía de placer con cada beso y caricia, sus gemidos aumentaban, estaba borracha de éxtasis, su mente se liberaba y se entregaba a la pasión desbordante que Jade le proporcionaba.
Su lengua jugueteó hasta que ella le imploraba que le diera más, de todos sus poros manaba placer, cada centímetro de su ser fue recibiendo la medida exacta para enloquecerla, hasta llegar al orgasmo más fabuloso de su vida, sus piernas le temblaban.
Jade, aún sin darle mucho respiro, también quería sentirla, sus dedos y lengua fueron los mejores aliados de Dana que se movían al ritmo de los más bajos instintos, estaban como poseídas en otra dimensión, solo unos segundos bastaban para recuperar el aliento y luego seguir dándose placer mutuamente.
Intercambiaban posiciones, se mordían, estaban insaciables, era como si esa nueva experiencia jamás la volverían a vivir y la aprovechaban al máximo.
Un par de horas más tarde y unos cuantos orgasmos quedaron tendidas y desfallecidas en el suelo, durmiéndose, no sin antes prometerse que eso algún día lo volverían a vivir.
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