Hipnotizada,
escuchaba sus días
mientras sus ansias
se consumían con su café.
Ya no preguntaba,
sólo esperaba
"un milagro"
que la hiciese sonreír.
De pronto,
esas palabras
que fueron música
para sus instintos.
Ciegamente creyó
ilusionada esperó
hasta que entendió
"inocentemente" la enredó.
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