Tras el cristal II

 - Puedo ayudarte, dijo él con voz sensual.

- Un carraspeo antes de poder emitir palabras casi inaudibles, solo quería decirte que te esperan en tu despacho y no olvides los documentos.

- Gracias, tú siempre pendiente de mí, dijo acariciando su mejilla, mientras se alejaba.

Ahí quedó ella, siguiendolo con la mirada, repitiendose el discurso que tanta veces había ensayado y llegado el momento nunca acudía a su garganta.

Esa tarde al llegar a casa, revivió cada recuerdo que tenía de él, desde que le conocio, donde se sintió tan pequeña viendolo entre sombras y queriendo decir "un gracias" .

Los otros encuentros, donde se ruborizaba cuando entre bromas él hacía referencia a sus atributos diciendo que le gustaban.

O cuando algo le sobrepasaba, se acercaba y le dejaba un dulce beso en la frente, mientras le abrazaba.

Podría enumerar cada uno de los momentos en que ellos habían conectado, o eso creía, divagaba mucho y volvía a prometerse que la próxima vez, se lo diría.

Pero los días pasaban y nunca "era buen momento", sus ojos le hipnotizaban y sus labios la torturaban, se imaginaba el tacto que tendría y lo que eso desencadenaría, si se atreviera a besarle.

El próximo fin de semana era la fiesta de la empresa, ella no estaba muy convencida de ir, pareciera que él leyera sus pensamientos.

- ¿Vas a ir? se oyó tras su espalda.

Se giró, era él...

- No quise asustarte, dijo con una sonrisa.

- No te preocupes, estaba ensimismada, pues no lo tengo claro.

- Yo tampoco, pensaba hacer acto de presencia, estar un rato y luego irme.

- Parece un buen plan.

- Si te apuntas me avisas, se alejó guiñando un ojo.

Tras esa conversación, las dudas se  disiparon y dicidió acudir.

Llegó el día de la fiesta, ella con un vestido negro ajustado por encima de las rodillas, espalda abierta y entrecruzado adelante, zapatos de tacón a juego.

Entró al salón y se escabulló hasta el sitio que tenía la mejor perpesctiva, cogió una copa.

- Estas radiante, dijo él como un susurro en su oído.

- Casi me matas del susto, pensé que no habías venido ... muchas gracias, tú tampoco estás nada mal ... pero eso ya lo sabes.

- Pues si, dijo soltando una carcajada, te he visto entrar y prefiero tu compañía que la del resto.

- En serio, dijo arqueando la ceja, ¿y eso cómo por qué?

- Eres más divertida y guapa, dijo rozando su mejilla.

- Gracias por el cumplido.

La velada transcurrió entre risas y copas.

- Perdona, voy al baño, cuida mi asiento, dijo ella guiñándole un ojo.

Se levantó y notó como sus ojos se clavaban en su espalda.

Se mojó un poco la cara y se dijo "estás un poco borracha, esto no es bueno, despídete y a casa".

Cuando salió del lavabo, el pasillo estaba a oscuras y el silencio reinaba por ese lado, comenzó a caminar, cuando notó una mano en su cintura que la atrajo hacia atrás, estuvo a punto de  gritar, cuando el olor de su perfume se coló por sus poros.

- Hace mucho que quiero hacer esto, susurró en su oído.

Luego sus labios se apoderaron de los de ella.

 

Forbidden Kiss, Leandro Franci, Digital, 2017 : Art


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