Sorpresas
Esas tardes con caminatas era lo único que tenía, para sobrellevar las horas muertas en que se convertían sus tardes.
Y por alguna razón, siempre le llevaban al mismo sitio, haciendose ya una costumbre entrar a tomar un café en el mismo sitio, dejándose envolver por sus recuerdos.
Era su aire renovado, para afrontar el mundo y el destino que se empeñaba en una distancia sin motivos.
Llegaba a casa, disfrutaba de lectura y otra relajante taza de café, antes de irse al trabajo, con esperanzas nuevas de ese encuentro soñado.
Vivía en una especie de mundo paralalelo, donde todo podía ser, donde sería feliz a pesar de los contratiempos.
En su siguiente paseo, tras llegar al umbral de la puerta, él estaba ahí con su radiante sonrisa, su corazón se aceleró, casi gritó su nombre, pero se contuvo al ver sus manos entrelazabas con alguien, como meses atrás lo hacía con ella.
Petrificada, con los ojos humedecidos, sus miradas se cruzaron, la expresión de él cambió.
Dentro de ella, una explosión arrasó todo ...
Seguro que fue un mal sueño... El siempre la deseo y la desea
ResponderEliminarNo era un sueño... su mundo se rompió.
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