Un suspiro que muere
ahogado en la garganta,
un recuerdo construido
a base de besos dados.
Caricias de cenizas
de una piel agonizante,
olvidada entre cuatro paredes
que son las mismas que le dan vida.
Deseos que escapan
entre las manos,
no existen más
historias que crear.
Dejar de levitar
vagando sin rumbo,
entre calles sin silencios
que se convierten en condena.
Hasta en la más oscura mazmorra, hay un orificio que nos conecta con la vida y da un rumbo a nuestra existencia
ResponderEliminarPero cuando nos embarga la nostalgia, podemos estar a plena luz del día y todo volverse vacío.
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