Al ritmo de nuestros labios
Se había hecho extensa la distancia, entre tus labios y los míos, que del sabor de tus besos ya solo queda un resquicio, que se niega a desaparecer.
Aunque las noches se hacen eternas, en mi corazón la felicidad hace mella, sabiéndote mío a pesar de no ver esos ojos que iluminan mi existencia.
El destino a veces juguetón , da muchas vueltas para reencontar esas almas separadas, pero unidas en un palpitar.
Mis pasos se detienen frente a tí, todo se vuelve inmóvil e inexistente, sólo mis brazos que se cuelgan de tu cuello, para robarte besos y suspiros, deleitarnos en cada roce.
Todo se vuelve real, no parece haber existído distancia entre nuestros cuerpos, que siempre gritan pasión y deseo, cuando rozan la piel.
El roce de la piel es, la mayoría de las veces, equidistante a la intensidad de una mirada...produce el mismo escalofrío...ese que nos derrite por dentro.
ResponderEliminarTodo es complemento, cuando un sentimiento es intenso y sobre todo verdadero.
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