Lo que la escritura logra

Imaginar que existe esa irreal imagen que me roba el aliento que me hace feliz. Imaginar que ese sueño es mi realidad palpable donde todo es posible con solo mirarte. Imaginar que el mundo se vuelve de fantasía y mis fantasías son la prioridad. Imaginar que llegas a mi vida sin tiempo ni fronteras solo para hacerme volar.

Pasan los días y el agua vuelve a su cauce, tras los pasos dados ... tranquilidad el tiempo decide luego que rumbo tomará la vida. Volar alto sin miedos donde los sueños se multiplican las tristezas se esconden y el sol calienta el rostro.  Calma para las incertidumbres prisa para las ilusiones, detener la respiración para volver a vivir. Seguir adelante recordar el pasado para que el presente sea distinto y el futuro una oportunidad.

No me escondo de las dudas, dejo que fluya como agua libre que su corazón le lleve a donde quiere estar. Sin prisas, espero que tras mi espalda su aroma este más cerca de una canción de amor. Dejar que el viento se lleve palabras vacías que me intenten disuadir de amarlo así. ¿Para que sirve la vida? si no es para ser feliz con ilusiones creadas de mágicos momentos. 

La suerte está echada ya nada detendrá sucesos que acontecerán a pesar de todo. Solo queda esperar que se cumplan esos sueños que parecían reales. Aunque el destino caprichoso puede jugar sus cartas de una manera distinta a las que las ansias esperan. Pero eso no nubla la ilusión de un rayo de sol tras la ventana de nuevos días que seguirán ahí.

El destino me dijo que no debía amarte, por que los caminos tomaban rumbos distintos. Pero el loco corazón enmudeció la razón dejándose llevar por su palpitar. Ahora eternas horas donde tu imagen se mantiene inmutable como tatuaje en la piel. No sé, si amarte olvidarte u odiarte pero tu vida se convierte en mía.

Descalza sobre la arena sintiendo ese manto  que se cuela entre los dedos, haciéndome cosquillas. La brisa agitando el cabello que libre se deja llevar, para intentar volar. Se impregna en los poros ese salubre aroma que escuece el alma, pero te hace sentir viva. Abres los ojos que fijos en la inmensidad te prometen no volver a llorar.

Quería gritar que te le amaba que le quería solo para ella, que el roce de la brisa en su rostro hacía que ardiera en celos. Quería decirle que era su vida que una mirada suya era lo que daba luz a sus días, cuando la soledad apremiaba. Quería robar sus besos sus sueños y caricias, detenerlo solo una eternidad entre sus brazos prohibidos. Quería, simplemente quería que llegara el amanecer y al despertar saber, que era su realidad.

A oscuras se deslizaba, como sombra de los miedos sin mostrar el rostro que apagaba su alegría. Dejaba que el sutil velo cubriera sus desdenes haciéndose con ello fuerte de sus martirios. Pretendía dejar escapar todo aquello que la pudiera atar en un espacio reducido donde las paredes eran inexistentes. Su cordura, aún intacta la hacía desvariar entre los sueños de un pasado y un presente.

Desiertas las calles me invitan a recorrerlas  embriagándome con su silencio que se cuela en mis poros. Me dejo llevar por pasos absortos que no tienen prisa por llegar hacia ningún lugar. Deslizándose sobre los recuerdos se empecinan en abandonar todo los miedos en alguna esquina para olvidar lo que será. Mientras los primeros rayos iluminan un rostro vacío que intenta sonreír ante los desafíos.

Sentada, veo los días pasar de lo que fue y lo que será, donde las escenas se repiten una y otra vez. Inmutable dejo al tiempo avanzar en esa espera interminable, de algo que ni yo sé lo que es simplemente lo espero. Estímulos que invaden una soledad tranquila, intentando prolongar un recuerdo sin piedad. Necesidad de respirar en esta apnea prolongada que enmudece mis deseos desafiando mis palabras.

Todos los cambios... vienen de la mano, los abandonos y olvidos,  donde me daré cuenta que todo lo que creía ... no existía. Que solo tengo la libertad del tiempo, ese que cuando quiera también se escapará entre los dedos. Donde los sentimientos duerman entre los recuerdos que martirizan mi existencia. Por fin, darme cuenta que solo vivo ilusiones, cuentos de hadas, donde sólo existo yo como protagonista.

Estoy en ese momento de mi vida, que solo me necesito a mi misma para salir de todo aquello que atraiga por actitud, deseos o sencillamente mala suerte. Recorrer caminos que parezcan inhóspitos hacer despertar todos esos instintos que asolapados dormidos entre las fibras de la comodidad y la indiferencia. Dejar de pensar, actuar, soñar, disfrutar que las malas rachas no hagan mella en todas la inquietudes que aún viven, despojándome del "podría". Que el hoy, sea siempre la premisa, el futuro es tan incierto, del pasado solo aprender, y sobre todo no dejar de ser feliz. 

Siempre queda esa pequeña esperanza a pesar de que todo se vuelve gris, descubrir en el tiempo esa luz que acompañe los días malos. Cuando al mirar atrás todo sean recuerdos que te hagan crecer en los momentos duros. Sin importar la distancia ni el tiempo empleado, saber que saldrás de la bruma que te envuelve. Con cada paso, alejar las dudas que aprietan el corazón, ese que a veces niega la razón y la convicción.

Decidió encontrarse con sus miedos, todo eso que ataba sus alas a un mundo frío y gris, donde no podía ser feliz. Vagó por el mundo sin rumbo ni destino, donde sus pasos le llevaron sin ningún respiro. Experiencias vacías le ayudaron a seguir, para pronto descubrir, el error de su vida. No hay nada que ate más que la propia persona, que busca una felicidad afuera cuando la tiene en su corazón.

Pensó en volver a querer entregarse a las pasiones prohibidas, pero un día despertó viéndose tirada en el olvido. ¿Qué sucedió? de la noche a la mañana se perdió todo lo que quería. Solo le queda esperar lo que el destino decida, deseando que sea lo mismo que ella anhela. Dulce tormento acompaña a un alma vacía, donde nada llega pronto y lo pronto se disipa.

Quería seguir soñando, estirar sus brazos poder tocar el cielo y dejarse caer. Quería gritar al mundo todo lo que su corazón guarda con recelo, y así volver a sentir. Quería detener sus temores más profundos con ilusiones prohibidas, que se hacen irreales.  Quería encontrar esa alma dispuesta a conjugarse con ella solo una eternidad.

Miro por la ventana ese rostro que da luz a mis días, donde sus ojos brindan la tranquilidad perdida. Pasa el tiempo, pese a ello se detiene en sus labios donde duermo cada anochecer para despertar de nuevo. Ausencia que llena cada latido de mi corazón, dándome una razón para volver a soñar. Perdidos en el encuentro de cuerpos distantes, que se entregan como si fuera la última vez.

Ahora que vuelo en libertad, donde mis sueños no tienen límites, miro hacia atrás veo mi vida pasar. Ahora que todo es distinto, donde lo blanco se vuelve negro y lo negro gris, despejo mi mente. Ahora que la tormenta viene de frente donde intenta llevarse mis fuerzas, me armo de valor y doy un paso adelante. Ahora que se cierran las ventanas donde los miedos se esconden, busco en mi interior ese destello que me brinde felicidad.

Incertidumbre que le embarcó en esas circunstancias, donde podría perder. Actos abyectos que hicieron caer ese castillo  en el centro del mar. Vacilar, pero no retroceder hacia ese travesía que desde ahora será vacía. Proyectos que parecen complejos eslabones en la vida que decidió escoger. 

Todo la tierra tembló dejando poco en pié, haciendo que los ojos se abrieran. Primero el pánico se apoderó de la razón, luego tras levantarse se volvió ingenua. Deambulando por el desierto de la angustia buscada, intenta proseguir. Pronto se detendrá viendo un amanecer entre los escombros de sentimientos perdidos. 

Comencé amarte sin previo aviso, todo se fue dando al ritmo que el destino decidió, hasta llevarme al viaje de la ilusión, hasta tu corazón. Parecía perfecto,  casi irreal una envidia la pareja ideal. Luego el cambio, como un torbellino que arrasó todo aquello que parecía  un fuerte cimiento. Ahora recoger lo poco que queda, para tomar rumbos que nos lleven en distinta dirección. 

Empezar a escalar la cima de los miedos, de un nuevo horizonte con incertidumbres varias. Caer y aprender, para aprender a caer, cuando la vida decida otra prueba más. No dejarse vencer por lo que pueda pasar, siempre de cara luchar para poder subsistir. Y llegar a un amanecer donde dejes de luchar, solo dejarse llevar por la felicidad.

Tras vagar por las noches cerradas de mis pensamientos, se impone la realidad, esa que un día sonó a utopía y ahora se vuelve palpable. Destellos que nublan mi razón, intento callar la tristeza de un  corazón, que se deshace en culpas y miedos. Pueda que sea un error, que deje todo por arena entre las manos, buscando algo que no sabe ni lo que es, queriendo algo que pueda no existe. Solo el tiempo le devolverá, una calma que parece lejana, pero como todo siempre llegará, aunque se dilate en la espera. Se pregunta ¿Quizá, debía esperar?, pero cuanto más, un mes, un año ... una eternidad, mientras tanto en esa espera, perder lo poco rescatable de todo eso. Ojalá, no le causara ese dolor, pero este será menos, pueda que evite el infierno en que puede... se convirtiera más adelante. 

Ojalá fuera tan fácil borrar sentimientos y recuerdos, olvidar ... lo que un día fue. Despertar por la mañana, que la amnesia sea presa de lo que en la cabeza resuena y vuelve sin cesar. Que el tiempo se detenga, me grite susurrando, después de la tormenta todo  volverá a florecer. Pedir que pronto brille ese luz que de esperanza, que aún hay razones para ser feliz. 

Necesidad de palpitar a tu lado, que mi piel arda en el fuego de tu amor, donde nos convertimos en uno solo y desaparecen los miedos. Descubrir que las fantasías pueden cumplirse aún a pesar de, disfrutándonos sin complejos. Planes que sepan a futuro aunque sepamos que mueren en cada amanecer, pero nos hacen felices. Viajar a nuestro mundo donde todo parece perfecto, sin que el tiempo, distancia ni los tabúes, importen.