Preludio de un adios.
Los vientos me traen
noticias de un final anunciado,
ese que con el silencio
y la desidia,
se hizo tan palpable
que rasga mi piel.
Esperanzas rotas,
ilusiones truncadas
y un corazón contundido,
sangrando lentamente,
donde cada gota
se convierte en un recuerdo.
Te amé sin pensar,
sin importar perder,
pues tus ojos y caricias
me hacían feliz,
ahora son ...
la razón de mi dolor.
¿Culpables?
probablemente ambos,
yo por cruzar el límite,
tú por dejar el camino libre,
hasta hacerme llegar
al calor de tus besos.
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