Realidad perdida
Tras perderse de nuevo por el oscuro camino de un mundo sin final, sus instintos se desataron y como pequeños flashes volvían a su memoria fragmentos de sus historias.
Quería recuperar su tranquilidad, dejar de lado lo que estaba sintiendo y volver a su rutina donde nada podía ocurrirle.
Pero insistente, corría al mismo sitio, con avidez desenfrenada para desconectar del mundo, por horas.
La llevó a desvelos insensatos, evitar comer para no dejar ni un segundo, lo que ahora llenaba su vida, sin juzgar.
Noches interminables, inmutable, en silencio, riendo y dejando su imaginación en cada frase dicha.
Pero no podía ser perfecto, su realidad comenzó a tambalearse, ya no sabía en que día vivía.
Intentaron separarla de su obsesión perdiendo por completo el control, se volvió inestable, furibunda, tuvieron que atarla y llevarla a un sanatorio.
Ahora, sigue sus historias que reproduce día a día, en el lienzo en blanco de las cuatro paredes que se han convertido en su vida.
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