Era una mujer de costumbres, el mismo sitio para el café, a la misma hora, todos los días, la rutina la mantenía activa y evitaba pensar en cosas que no le traían buenos recuerdos. Un día al sentarse a la mesa, vio un sobre bajo las servilletas, cuando la camarera se acercó, se lo dio por si alguien lo había olvidado. La camarera, lo guardó tras la barra y siguió su trabajo. Al día siguiente, encontró dos sobres, el del día anterior y otro más, no tenían remitente ni destinatario, volvió a entregárselo a la camarera, que volvió a dejarlos tras la barra. Comenzó a pensar de quien y para quien serían esos sobres, pero solo unos segundos ocupó para volver a enfrascarse en su mundo. Un nuevo amanecer y se dirigió a su mesa habitual, habían tres sobres, esta vez se leía: "ábrelo a las 8:10 de hoy, es para ti chica del café, pero abre antes los previos". Un escalofrío la recorrió, miró para todos lados y estaban las mismas personas que día a día veía cuand...