martes, 7 de junio de 2016

Tres jinetes del amor

A pesar del tiempo, siguen inmutables recuerdos que alguna vez acuden a mi mente para despertar emociones.

El primero, originalidad y desenfreno que activaba los sentidos con besos escurridizos, donde la piel era el límite del deseo.

Luego viene la experiencia y calma, cuando sus manos rozaban todo desaparecía y su boca se perdía en el infinito del placer.

Por último, libertad y seguridad donde subíamos al cielo compaginando nuestros cuerpos hasta el éxtasis de la lujuria sin podernos contener.

Siguen ahí, guardados en mi ser, para hacerme sonreír cuando mi alma les recuerda.


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