Psicoanálisis de un amor

Capítulo III

Resignación

- ¿Cómo te sientes ahora?

- ¿Qué como me siento?, peor, por que había cosas que había tratado de olvidar por que dolía más y al sacar todo, eso sale a la luz , duele y mucho. Me enfado conmigo mismo, por volver a caer en la misma historia, que posiblemente, mejor dicho con toda seguridad terminará igual ... "yo sin él".

Así vez, tu piscoterapia inversa no sirve de nada, esto te lo dije, solo sirve para olvidar, no para tratar de comprender .

Ahora, ¿cómo me sacarás de esta espiral donde me has metido?, es tu culpa, la angustia que siento, queriendo correr a sus brazos y contarle todo, tirar todo por la borda y que pase lo que tiene que pasar y sin con ello tendré que olvidarle, ya continuaré esta historia desde otra perspectiva.

- No seas dramática, por favor!

- Dramática!!! solo eso me faltaba por oír, dramática... no me hagas reír.

Sabes tú, lo que es rozar su piel, mientras me sonríe y que el corazón de un vuelco, que se acelere mi palpitar con solo imaginarle, que me transporto a donde se encuentra tratando de estar agazapada a su lado sintiendo su calor.

Sabes lo que es inventar mil historias para poder compartir con él e ingenuamente decirle cosas en doble sentido que le hagan pensar sin la certeza de que sea verdad.

Sabes lo que es aguantar los deseos de gritarle que le quiero, que mis sueños le pertenecen, deseos de robarle un beso y dormir en él.

No, no sabes nada de eso, ni nunca lo sabrás.

Que cuando lee mis mensajes tan rápido y los responde me eleva y roba un suspiro.

En fin, que sabrás tú, de todo esto, si no eres más ...

- Dilo, que soy ....

- Nada, déjalo así, estoy cansada, harta de esta situación, pero no la cambiaré eso es lo peor, que solo en mis manos esta y no me interesa hacerlo.

- No crees que ya estás bastante grandecita para comportarte de esa manera.

- ¿Qué manera?

- Caprichos, eso no es amor y lo sabes, en el fondo lo sabes y por eso no eres capaz de decirle.

- Que más dará que sea un capricho, amor o lo que quieras llamarle, si al final de cuentas no será para mi.

- Tú sabes que eso si importa, pues recuerda lo que eres capaz de hacer por amor y lo que haces por un capricho.

-  Vaya, me conoces tanto, anda dímelo

- Como no he de conocerte, si simplemente soy tu reflejo con el que hablas y esperas poder poner en orden los sentimientos que tú perpetúas a pesar de que al final  te hacen daño.

- ¡Calla! dije lanzando contra el espejo la almohada... 

Todo quedó en silencio y tras unos minutos en la penumbra, cuando  fui capaz me incorporé.

Abrí la ventana y con el viento golpeando mi cara, me dí cuenta que a pesar de todo, lo que siento por él seguirá ahí, aunque con la firme promesa que jamás de mis labios lo sabrá, no cruzaré esa línea que lo separa del resto.