Empezaba a caer la noche, la tranquilidad se rompió de pronto, alguien entró armando barullo, encendiendo luces, para luego marcharse sin encontrar lo que buscaba.
Momento que aprovechó para sentarse junto a él, sus hombros se tocaban y despertaban en ella, emociones que no podía controlar ya que hace años dormían.
Le pidió su número telefónico, con la fantasía de escribirle palabras de amor, aunque sabía que por ahora, no lo haría.
Risas, miradas intensas, minutos que parecían horas, hasta que volvieron a la realidad y tenían que trabajar.
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