Sucumbiendo
Muero en el deseo
que crece día a día
muy dentro de mí,
por tenerte aquí.
Amarte en silencio
gritándolo al viento
cuando el corazón
palpita acelerado.
Muero en tu mirada
que cautiva mis horas,
haciendo de ellas
esperanzas forjadas.
Por dormir al amparo
de unos preciosos ojos
que cuidan mi sueño
convirtiéndose en mi faro.
Comentarios
Publicar un comentario