Prólogo de un amor

Tuvieron que pasar muchos años, para que las almas un día se encontraran entre la tormenta de miedos, que les separaba.

Jana se había fijado en él, por que le decían, que no ella no le era indiferente, antes solo era una persona más de su entorno.

Poco a poco fue grabando sus gestos, reconociendo sus manías y descubriendo su parte más sensible, así llegó a ocupar un lugar en su maltratado corazón.

En la época que se conocieron, todo era "complicado", lo principal es que él tenía un compromiso, Jana no estaba por la labor de enrededar en medio esa relación.

Guardó los sentimientos día con día, alguna vez le decía indirectas que Antón, que así se llamaba, tomaba como bromas.

Pasaron meses separados, ella se escapaba para verlo, y fue cuando la oportunidad se dio, Antón había terminado con su novia. Cuando se lo dijo, Jana vio como el cielo se abría a su favor, desde entonces, cada vez que podía quedaba con él para tomar un café, alguna mañana y no se perdía ninguna reunión.

Fue en una cena, que tras despedirse casi todos, ellos tomaron la última copa, ya nadie de su entorno estaba ahí, ella se acercó y le besó, Antón correspondió sin vacilar.

No hicieron falta palabras, sus besos crearon la conversación perfecta, resolviendo dudas y dejando claro los sentimientos.

Desde esa noche, no se separaron, vivieron intensamente cada día, y cada vez que echan la vista atrás, sus labios terminan enlazados.

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