Un destino inquietante
Se termina la parodia de mi vida
esa que me hacía creer en la felicidad
cuando cada mañana el sol me recibía
mientras la soledad se escondía detrás
Cansada de luchar, bajo los brazos
me dejo llevar en las aguas revueltas
que ahora me llevan sin piedad
hacia un destino que no parece mejor
De nada sirve llorar o gritar
nadie escuchará los lamentos
de una voz que se pierde
en el silencio de los olvidos
Si amanece de nuevo
los ojos no brillarán con intensidad
incapaces de ocultar los caminos arados
por las lágrimas del desasosiego.
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