Me marcho para volver a tí
Siguiendo el viento del oriente me alejo en la víspera de una despedida que abre las heridas que no cicatrizan aún en el corazón.
Fluye la esperanza de un reencuentro cuando todo acabe y podamos empezar este utópico sentimiento.
Donde ansío que el destino se encargue de disipar la bruma que ahora cubre con su manto lo que pudo ser.
No tengo miedo al tiempo, si no a la soledad de no disfrutar por un instante el reflejo de tu rostro en mi ventana.
Nada está escrito pero todo se guarda en la piel, donde se escribe otro capítulo del preámbulo de los besos negados.
Pronto he de volver con el calor de mis venas que me acerquen de nuevo a la dicha que ahora pierdo.
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