El chico de la habitación 209 IV
Las tertulias nocturnas casi había desaparecido, por el pasillo frases cortas entre ellos, tanto así que la prima de Adele comenzó a bombardearlos con preguntas, uno o el otro siempre respondían que no pasaba nada.
Adele pasaba más de la costumbre en su habitación, haciendo de su corazón trizas para dejar atrás los sentimientos que guardaba celosamente para ella.
Una noche, se encontraron tras el trabajo por casualidad en el bar donde meses atrás solían ir juntos.
- Adele! que sorpresa ... un mal día?
- Pues en realidad si ... uno para olvidar y tú?
- Ummm ... de todo un poco. Tenemos tanto tiempo sin hablar que no te he podido contar las novedades
- Si, ya falta poco para tu boda....
- Cuál boda? eso hace mucho que terminó...
- No me digas, que ha pasado, intentando disimular su alegría
- Pues creo que al final no eramos tan compatibles, todo lo que yo decía le parecía mal, mis aspiraciones le parecían , como decía ella "sueños de un pobre ingenuo"
- Vaya!
- Pero eso solo era parte del problema
- Hay más?
- Si, cada cosa que me impresionaba pensaba en compartirlo con una chica que sabía que lo apreciaría igual que yo, eso le comenzó a cansar
- No me extraña, a cualquiera le pasaría eso
- Ya en la cama, por la noche me despertara gritando su nombre muchas veces
- Uff, eso tuvo que ser difícil
- No, menos mal que estaba solo, por que si no hubiese sido peor, pero eso me sirvió para que se me cayera la venda y supe que no estaba enamorado de ella, que había alguien dentro de mi a pesar de todo este tiempo
- Tu siempre de playboy!!!
- No me digas eso, cambiando su rostro
- Lo siento!
- Le llamé para quedar y terminamos hace un par de semanas
- Y la otra chica lo sabe?
- Por eso estoy aquí, cada tarde desde ese día vengo para reunir el valor y hablar con ella, pero no puedo, cada vez que la veo no me salen las palabras
- Eso es raro en ti
- Uno cambia, sabes
- Pues mira, no debería decirte nada, pero deberías hablar con ella y contarle lo que sientes, el "no" ya lo tienes por delante
- Por qué no deberías decir nada?
- La última vez que dije algo, me trajo a este lugar a llorar mis penas
- Se nota, que llevamos mucho tiempo sin hablar, es por eso que casi no te veía, salías con alguien?
- No, él salía con alguien y yo me apartaba de su lado, esperando no se que
- Nunca dijiste nada?
- Cuando iba hacerlo ya era tarde
- A mi con esta chica algo así pasó y por eso ahora no doy el siguiente paso, esa fue la verdadera razón de mi viaje, alejarme de ella para superarlo
- Somos una pareja de "corazones rotos", dijo Adele
- Deberíamos hacer algo al respecto, no crees?
- Tienes razón, esta noche llamemos a nuestros respectivos y hablemos con ellos, quedemos aquí y si salen mal las cosas tendremos el hombro del otro para llorar y si alguno le funciona, el otro se marcha solo..... jajaja
- Perfecto! paso por ti a las 9 y venimos juntos y veremos
Al llegar, subieron a sus respectivas habitaciones a preparase para la gran noche.
A las ocho y treinta, Marcos tocaba a su puerta, abrió y frente a él dijo
- Hola!
- Marcos viéndola de pies a cabeza, ella con un vestido ajustado negro, por encima de las rodillas, zapatos de tacón y su cabellera suelta, no pudo decir nada, su rostro cambio
- Estoy mal?, preguntó ella
- Al contrario, estás espectacular, si te deja ir es un tonto
- Gracias! tu también estas mas guapo que de costumbre, ella estará encantada contigo
Salieron del brazo juntos, se robaban las miradas por las calles
- Te fijas Marcos, como nos ve la gente
- Si, como si fuéramos pareja
- Algo así, si supieran no?
Frente al bar, ambos se detuvieron, cruzaron miradas respiraron profundo, se desearon suerte y entraron
Ambos fijaron la mirada en la mesa donde habían quedado, no había nadie, sus rostros cambiaron y con pasos firmes se dirigieron hacia ahí.
"Parece que te han dejado plantado", dijeron al unisono
Al terminar de escuchar la frase, sus miradas se cruzaron, sus sonrisas a flor de piel.
- En realidad, dijo Marcos, estoy con ella desde que salimos de casa, cogiéndola de la mano
- Ella con lágrimas en los ojos, yo también!
Sus labios se acercaron, ya no hacían falta explicaciones ni palabras, sus corazones a punto estallar, sus cuerpos amoldados se fundían en la piel del otro.
La noche avanzó y sus cuerpos se negaban a dejar de sentirse, ahí estaban en el mismo lugar donde meses atrás se habían estado conociendo y luego sufriendo por la lejanía, ese mismo lugar que ahora cobijaba su amor.
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