Un sueño llamado amor

Ayer cuando nos vimos, todo fue diferente, como cambias cuando no hay nadie a nuestro alrededor, te noto menos tenso, más afable; a pesar de que son banalidades lo que hablamos, nos envuelve un aura casi mágica, que nos permite fluir sin máscaras. Así quisiera que fuera siempre, pero no podemos encerrarnos y debemos "socializar" que mal suena esto algunas veces!

No puedo decirte lo que quisiera, no sé si lo lees en mis ojos, pero mi piel lo graba para que lo descifres en ella.

Se que es una tontería, vivir en esta mentira que me sabe a verdad, pues lo "nuestro" solo existe cuando hablamos, después se disipa como bruma con el viento, pero así soy feliz, creyendo que somos el uno para el otro, sin que tengamos la menor esperanza.

Las puertas se abren y cierran, pero la ventana iluminada que representas tu, jamas estará cerrada, guardo muy en el fondo que ocurra el "milagro".

No puedes dejarme, por que no te tengo, eso es una ventaja!!

Así sigues brindándome gotas de minutos eternos que guardo en mi ser.

Entonces ocurrió, la excusa una cena...

Poco a poco todos los comensales llegaron y fueron ocupando los asientos al azar. Pasaron una velada fabulosa, buena comida, buen vino y una charla entretenida. Al finalizar la cena, alguien propuso ir a tomar algo por ahí, pocos se unieron. Se acercaron a un sitio cerca del restaurante, y se agruparon en la barra, pidieron unas copas y siguieron con la charla. A medida avanzaban las horas, poco a poco el grupo iba disminuyendo. 

Ya solo quedaban tres.

Ella decidió pedir la última copa y guiñándoles un ojo ...

- ¿alguno me acompañará? 

- yo me voy! respondió uno. 

Ella se giró hacia el otro y le dijo: 

- te ha tocado! por qué no me dejarás sola, o sí? 

- no, me pido otra contigo, pero luego nos vamos!

Las copas iban y venían, se reían, mientras las horas pasaban.

Comenzaba a quedarse vacío el sitio, fue entonces cuando se dieron cuenta de la hora, decidieron marcharse.

A ella se le cayó su cartera, ambos se agacharon por ella, fue un segundo eterno, su ojos cruzaron miradas, sus labios cerca pero sin tocarse, se dijeron tantas cosas sin hablar, sabían lo que querían de ese instante, cerraron los ojos como imaginándolo, pero ninguno dio el siguiente paso. Sonrieron y salieron del sitio, ella cogida de su brazo por los tacones y viajaron en taxis separados... como sus vidas.

Había pasado una semana desde la cena, no se habían visto, cuando se reencontraron en el café.

Estaban todos, cuando ella entró, se sentó en el extremo opuesto y conversó animadamente con todos. 

Sus miradas a veces se cruzaban, para buscar inconscientemente eso que sintieron, pero de lo que no hablan.

Era como si esa noche los hubiese unido más, sin ataduras, sin lazos, solo con el silencio.

Se comprendían en la lejanía, se entendían y por que no, se amaban de esa manera; hasta que hubiese una mejor!