Orate

¡Grito que te amo!

a las cuatro paredes

que son mi mundo,

para escapar del silencio.


Extiendo mi mano

toco tu rostro

vuelve la luz

a mis días grises.


Susurras a mi oído

que todo cambiará

esbozando una sonrisa

que me contagia.


De pronto se escapan

mis recuerdos de las manos

sin darme cuenta

que no son una realidad.

 


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