Discernir
Siempre lo supe,
tus ojos no mienten,
pero mis miedos
florecían.
Me rehusé a creer,
sin importar los detalles
que aún siendo pequeños
eran una gran muestra.
Deseché la realidad,
por seguir la inseguridad
de un corazón
castigado.
Ahora, vuelvo a empezar
en ese punto donde
siempre creí
en la espontaneidad.
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