De nuevo, ese amor cortés.
No logró escapar de ese amor cortés, que la eleva, la hipnotiza, haciendo de sus días un ensueño eterno, pensando en todo lo que podrá pasar.
La cautivó con una sonrisa, la sedujo con una mirada y sus palabras hicieron el resto, se enamoró.
Los días pasan, las fantasías se intensifican, dejando que todo se vuelva prescindible, mientras lo que siente se hace necesario.
Un beso puede hacer la diferencia, pero se vuelve un dulce sueño que recorre como un veneno sus venas.
¿Cuándo será? no sabe fecha, solo espera con ilusión ese momento en que sus manos ericen cada fibra de su ser.
Sale a la calle con esa esperanza, en su rostro se dibuja la emoción de tenerlo sin poseerlo, es lo que importa.
Y sin planearlo, ese encuentro se vuelve palpable, donde sus dedos se entrelazan, juguetean un poco.
Miradas intensas que hacen vibrar los cimientos, el esperado beso que robe la respiración, es ya una realidad; pero habrá que volver a esperar.
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